lunes, 6 de mayo de 2013

Marx Ayer...!!! Por Alberto Espinosa




Lo nuevo que hay montado sobre la estructura hegeliana de concebir la historia, es en Marx no sólo el poner el "mundo sobre sus pies”, es decir, su feroz materialismo; sino también la nueva ciencia de su tiempo, de hace siglo y medio: la economía. Es el sistema marxista por ello esencialmente economicismo -del que queda podo o nada en pie, sobre sus augustos pies, pues pocas aportaciones, si alguna, queda en la economía moderna, que le debe más bien a Keynes. Nada fundamental de Marx queda ya en las ciencias sociales, ni en la filosofía, salvo la idea de la enajenación, individual o colectiva, ya vista u en toda su dimensión por  el solitario Kierkegaard, sino más bien apenas un bagazo, una raída bandera, un ídolo: el obrerismo, el culto al homo faber, promovido por el hombre de la técnica y del control social por medio de aparatos, artilugios, herramientas máquinas, y.... y... por los procedimientos, que son también artefactos metidos dentro de lo orgánico institucional, de los burócratas -siendo sobremanera relevantes en este renglón los procedimientos de carácter administrativo. De su ambigua utopía comunista, un vago ideal de sibaritas... una reivindicación del epicureísmo... ese jardín de las delicias.... De su historiografía, de su filosofía de la historia... poco, por no decir nada queda en pie, pues las leyes de la historia, si algo son, no son una metahistoría escondida bajo el absolutista sobrero de copa hegeliano, sino las leyes del desarrollo y evolución del hombre mismo, asunto que ahora más que nada toca resolver a la antropología filosófica, ya constituida como disciplina plenamente independiente, en su capítulo sobre del estudio conciso del los módulos de la vida humana y de las generaciones... De su ética, poco menos que nada quedaría, luego de los gulags, de los campos de exterminio soviéticos, del frustraneo experimento cubano de la caña de azúcar y la prisión perpetua caribeña... Bueno, bueno... se nos apurará… pero… pero…. y... "El Capital"... ??? El poderoso argumento de El Capital, la condena a la explotación, de la usura, de los malos patrones que esquilman y succionan a fuerza de plusvalía del trabajo de los obreros... Ah... eso si... empero... pues nada, que la fuerza de todo esa argumentación es propiamente bíblica; El Capital se encuentra efectivamente saturado de citas bíblicas, judías, cristianas, en contra del robo, de la explotación que impíamente se perpetra contra el campesino, contra el obrero.... pero que habría que dejar impunes, sin juicio definitivo, por ser, a fin de cuentas, los motores de la historia, del progreso, el nuevo ídolo, el nuevo dios... Porque el ídolo de Marx es realmente la historia, la razón histórica, y dentro de ella el desarrollo de las fuerzas productivos, de los factores de producción, esa extraña cosa cambiante y sin embargo una que es la historia económica moderna; que se enajena para luego desenajenarse, como el poseso sumido en la inconsciencia que de pronto cobra conciencia de sí, recordando el ser, recuperando el ser.... como sucede, pues, con el vulgar, común y pio caso del, del… si… del arrepentido... Pero en Marx nada, tan suficiente de sí, tan pelagiano, tan apoyado aunque modesta pero pertinazmente en ese fabricante de textiles, Engels, y por la causa obrera, y tan... tan... tan pícaro en última instancia, tan sibarita, y siempre tan dogmático. Con lo cual en materia ética Marx no hace sino una chapuza, delante de las narices de todo el mundo: usufructuar algo sin haberlo producido –cometiendo robo entonces, plagio, que es la definición misma del trabajo enajenado… porque efectivamente se sirve de la moral bíblica a grandes cucharadas, ya no digamos sin ser Dios, sino siendo abiertamente ateo, ateo confeso, enemigo de la religión. Su argumentación moral resulta entonces enormemente paradójica pues abreva de unas fuentes que inmediatamente se apura en ocultar, cuando no llanamente en desecar. Y entonces una de dos: o se vuelve Marx tanto como el marxismo una entidad abstracta e inmoral, una mera técnica política para conseguir el poder, un procedimiento administrativo más para que corra la nómina; o se vuelve religión, religión de Estado, culto ilimitado a la personalidad, tanto de su fundador como del presidente del partido, llámese Marx, Engels, Lenin, Stalin, Echeverría o Porfirio Muñoz Lerdo, que mientras se embadurnan el rostro con el metafísico vocabulario socialista (para el cual el aumento salarial de la clase obrera transformaría ya no digamos la estructura social sino de la realidad fenoménica y atómica en su núcleo más íntimo), minan por entero los social en sus raíces mismas; es decir, frustráneo intento de hacer la creación del Dios todopoderoso, de un dios claramente inmanente por otra parte, y claramente violento e inmoral y permisivo, en abierta y franca oposición política entonces a la otra religión, a la religión verdadera, que no es política, sino purificación e las almas. O lo entrega todo al César -pero entonces el río de la liberación, como en el Papado actual, vuelve a los mares de Roma ya como mero imperio sobre los mares de gentes, ya como pura liberación redención espiritual, como barca resistiendo en la tormenta del imperio....!!!



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