miércoles, 8 de mayo de 2013

Filosofía por Radio V de José Gaos


4.-  Otras pruebas

   Los animales irracionales persiguen fines y los consiguen.
   La persecución y consecución de fines es efecto de la razón.
   Luego la persecución y consecución de fines por los animales irracionales es efecto de la razón de un ser racional para el que no hay más nombre propio que el de Dios.
   Esta prueba por la finalidad o teleológica, de telos, fin, puede extenderse, por un lado, al mundo entero, y, por otro lado, al hombre.
   La prosecución y consecución de fines por los animales irracionales es parte del orden cósmico, efecto, como todo orden, de una razón, que, en este caso, no puede ser más que la divina.
   Por su parte, el hombre persigue el fin último de la felicidad infinita, que no puede ser más que la de un ser para el que no hay más nombre propio que el de Dios.
   Luego, o el hombre no consigue el fin último que persigue, o existe Dios.
   Esta prueba, por la felicidad, o eudemonológica, de eudemonía, felicidad, la consideran unos filósofos como una variante, no de la prueba teleológica, sino de la prueba climacológica, por la relación que hay patentemente entre la perfección y la felicidad infinita y entre el ser parte de la perfección y el tener parte en la felicidad infinita; pero otros la consideran como una prueba independiente.
   A esta prueba puede incorporarse la prueba por la moralidad humana o prueba ética:
   El hombre se siente obligado a ser moral u obediente a una ley moral que tiene que ser efecto de la voluntad de un legislador para el cual no hay más nombre propio que el de Dios; y si es moral, se siete digno de conseguir la felicidad infinita que persigue: la moralidad es la condición de la felicidad.
   Hay ideas, como que nada puede ser y no ser algo a la vez, o que el todo es mayor que la parte, o que dos y dos son cuatro, que son, han sido y serán verdad siempre, o que son verdades eternas.
   Ahora bien, las ideas son ideas de alguien, de un sujeto, que las piensa.
   Las verdades eternas no pueden ser ideas de ningún sujeto temporal.
   Luego tienen que ser ideas de un sujeto eterno, para el que no hay más nombre propio que el de Dios.
   Tal es la prueba por las ideas o ideológica, llamada también prueba por las verdades eternas.
   Finalmente, Dios es el ser que consiste en existir, o cuya esencia es la existencia misma, o el ser esencialmente existente, o el ser existente, por esencia.
   La inexistencia del ser existente es una contradicción, y toda contradicción imposible.
   Luego Dios existe y necesariamente.
   Esta prueba, por la idea misma de aquello que es Dios, se llama ontológica porque la idea de Dios es la del ser por exelencia, que es patentemente el ser consistente en existir, puesto que un ser cualquiera es un existente.
   Las pruebas por la contingencia, por los grados y por el orden cósmico han tenido por primeras premisas proposiciones que tienen por objetos la contingencia o la imperfección de los seres integrantes del mundo o el orden de éste.
   Las pruebas por la felicidad y la moralidad, por las verdades eternas y por la idea de Dios, han tenido por primeras premisas proposiciones que tienen por objetos la felicidad del hombre e ideas que tiene el hombre.
   Las distintas pruebas han tenido por conclusiones proposiciones que tienen por objeto un ser, respectivamente,
   cuya existencia no tiene causa, pero que es causa de la existencia de todos los demás,
   de propiedades perfectas o infinitas,
   de razón causa del orden cósmico,
   de felicidad infinita,
   sujeto de las verdades eternas,
   cuya esencia es la existencia,
   que es un mismo ser, Dios; pues que todas estas peculiaridades son perfectamente compatibles en un solo ser
   cuya esencia es la existencia, por lo que su existencia no tiene causa; que tiene propiedades y una felicidad perfectas o infinitas, y que es sujeto de las verdades eternas, causa de la existencia y del orden de todos los demás seres, legislador de la ley moral y fin último del hombre.
   Ahora debemos examinar, proceder a la crítica de la validez de las pruebas fundamentales.
   Pretenden ser pruebas por que pretenden tener por premisas proposiciones que tendrían por objetos hechos o fenómenos de experiencia, dados o innegables, y por conclusiones proposiciones que tendrían por objeto el único ser que podría ser causa o razón de tales hechos o fenómenos.
   El examen de la validez de las pruebas debe empezar por el de los objetos de las premisas: si no fueran los hechos o fenómenos que pretenden las pruebas, éstas serían ya inválidas; si fuesen los hechos o fenómenos que pretenden las pruebas, el examen de la validez de éstas debe continuar con el del objeto de las conclusiones: si no fuese el único ser causa o razón de los hechos o fenómenos, las pruebas serían en definitiva inválidas.
   Es el examen a que procedera la lección siguiente.
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