miércoles, 28 de mayo de 2014

Un Maravilloso Tapiz: La Fuente de la Gracia o el Unicornio de Durango Por Alberto Espinosa

Un Maravilloso Tapiz: La Fuente de la Gracia o el Unicornio de Durango
Por Alberto Espinosa
(Tercera Parte)


VI.- La Transformación del Conjunto Cultural Durango
   El Conjunto Cultural Durango, sede del Instituto de Cultura del Estado de Durango (ICED), albergó por 12 años (1998-2010) en la Pinacoteca Virreinal del Estado un misterioso tapiz, conocido como “La Fuente de la Gracia”.  Cuando se remodelaron las instalaciones para dar lugar al Centro de Convenciones Bicentenario, inaugurado en 2010, se desmontaron una serie de museos y galerías de arte que ahí se albergaban, durante la gestión de Luis Ángel Martínez Diez como director del ICED. La infraestructura cultural de Durango sufrió así una afectación considerable, pues e perdieró el foro de conferencias “María Elvira Bermúdez” y dos galerías de arte, quedando sin paradero las colecciones de objetos de los Museos del Cine y de la Fotografía, también desaparecidos, y los Archivos Históricos de Durango, a cargo de Gavino Martínez, así como la colección de objetos del Museo de la Revolución “Domingo Arrieta”, el cual también se extinguió. Al poco tiempo, en el año de 2012, siendo el director del ICED la ingeniero Corín Martínez y habiéndose trasladado su sede del Conjunto Cultural Durango a una casona moderna en la Cerro de la Cruz #122, en el fraccionamiento Lomas del Guadiana, la colección de objetos de la Pinacoteca Virreinal, dentro de la cual se encontraba el maravilloso tapiz,  fue llevada al Mueso Gurza, bajo la dirección de Liliana Salomón, permaneciendo ahí, en una sala muy angosta, durante aproximadamente ocho meses. Salvo “La Puerta de los Evangelistas”, exhibida durante un tiempo en la Ex Hacienda de Ferrería y que hoy en día al parecer se encuentra en las oficinas del Centro de Convenciones Bicentenario, las restantes piezas de la colección no se han vuelto a ver, desconociéndose hasta la fecha su paradero.[1]
   Sin embargo, gracias a información de último momento, sabemos que El Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, a través de su Directora la Maestra Carmen Pérez García informó el día 29 de mayo de 2014, en la conferencia "Nuevos paradigmas: a 50 años de la Carta de Venecia", celebrada en el castillo de Chapultepec, México, qué el Tapiz qué fuera atribuido da un origen flamenco del Siglo XVI, conocido como “La Fuente de la Gracia”, fue llevado desde Durango México, a sus instalaciones, para un proceso de conservación y restauración, el cual está totalmente concluido y en breve será devuelto. La Maestra Carmen Pérez García menciono en la misma conferencia que se trata de una copia, muy bien realizada, del  Siglo XIX, y que no es del Siglo XV o XVI como se había supuesto, pero que fue realizado con gran técnica de manufactura.
   La Pinacoteca Virreinal se inauguró el 17 de agosto el 1998, siendo el tapiz “La Fuente de la Gracia” la pieza reina de la colección, cuando iniciaba sus funciones como director del ICED en Maestro Don Héctor Palencia Alonso –quien un año antes, en 1997, había logrado que el tapiz se incluyera en dicha colección, cuando desempeñaba el cargo de Director de Asuntos Culturales de Durango (dependencia de la SEP). Durante algún tiempo no se supo a ciencia cierta la fecha de aquella obra de arte, atribuyéndola Clara Bergelini a una reproducción del Siglo XVIII o XIX. No fue sino hasta el año de 1999 que el Arquitecto Jaime Ortiz Lajus comunicó por medio de la prensa que se trataba de un tapiz del siglo XVI, una joya medieval, relacionado con la famosa serie de 6 tapices del Museo de Cluny, de París, conocidos como “La Dama del Unicornio” –siendo el tapiz de Durango el más grande de toda la colección.


   El gran tapiz había formado parte de una serie de objetos que ornamentaban la Ex Hacienda de Ferrería, la cual fue expropiada por decreto en 1989, por el gobierno de Durango, durante la administración del gobernador  José Ramírez Gamero (1986 a 1992), debido a que su dueño, de origen alemán, Gerhard Mertins, un ex policía nazi, había resultado involucrado en un oscuro negocio de tráfico de armas a Centroamérica, siendo señalado además como asesino  intelectual de un reconocido periodista.
   Se ha conjeturado que el tapiz formaba parte de un botín de guerra alemán. Lo que sabemos es que el tapiz llegó a Durango a mediados de los años 70´s, enrollado como un fardo, en un vuelo aéreo, no se sabe con exactitud si procedente de Nueva York, Chicago o Tlaquepaque. El guitarrista Rosalío Salas Ceniceros afirma que fue comprado entre los años de 1974 o 1975 en “La Casa Antigua de México, en Tlaquepaque, Jalisco, por él y John Miegs, por la cantidad de 5 o 10 mil pesos, cuando la Hacienda de Ferrería pertenecía al millonario industrial Roberto O. Anderson. A los dos o tres años la Hacienda de Ferrería de las Flores fue vendida por Anderson a Gerhard George Mertins, estando el tapiz en su propiedad durante aproximadamente 12 años, hasta que ésta fue expropiada.




VII.- Historia de un Traficante de Armas
   Así, lo único que sabemos con certeza es que el tapiz “La Fuente de la Gracia” llegó a la Ex Hacienda de Ferrería de Durango a mediados de los años 70´s, tiempo en el cual la Ex Hacienda perteneció a Roberto Anderson y luego a Gerhard Mertins, hasta que 1989 fue expropiada por el gobierno del pueblo de Durango junto con todos los objetos decorativos que contenía, entre los cuales figuraba el tapiz.


   Por su parte, Gerhard George Mertins (Berlín, 30 de diciembre de 1919-Florida, 19 de marzo de 1993), murió en Florida, en los Estados Unidos, a los 75 años de edad. Creció en Berlín, y durante la 2ª Guerra Mundial fue miembro de la Wafen SS armadas, el cuerpo d élite de las “Escuadras de Protección” (Schultzstaffel), dirigidas por Heinrrich Himmler (Reichsfuherer SS) –algunos de cuyos líderes fueron juzgados en Núremberg por crímenes y atrocidades de guerra y por delitos contra la humanidad, declarando a las Waffen SS parte de una organización criminal e inmediatamente abolidas.


   Mertins sirvió bajo la órdenes de Otto Skarzeny (Viena, 12 de junio de 1908-Madrid, 7 de julio de 1975), el famoso líder de la SS quien, junto con dos oficiales más, lograron la liberación de Benito Mussolini de su prisión, en el castillo de Gran Sasso, Italia, el 12 de septiembre de de 1943.[2]  Mertins fue comandante del 4º Batallón de Paracaidistas y recibió los reconocimientos de la Cruz Alemana de Oro en 1943 y la insignia de los Caballeros de la Cruz (Cruz de Hierro) en 1944.[3]


   Después de la guerra y junto con su otrora jefe Otto Skorzeny, Mertins fundó en 1963 la empresa Marez, A.G., en Vevey, Suiza, para la exportación de armas alemanas (de la República Federal Alemana) al extranjero. El coronel Manuel Contreras, de la policía secreta (DINA) de Augusto Pinochet, tuvo como socio a Mertins en su expedición a Irán, relacionándoselo también con la tercera fase de Operación Cóndor en 1976.
   El ex oficial alemán Gerhard Mertins fue uno de los más importantes traficantes de armas a nivel mundial, y el principal aliado internacional de Paul Schafler (Trisdarft, 4 de diciembre de 1921-Santiago de Chile, 24 de abril de 2010), ex oficial nazi líder de la Colonia Dignidad, en Chile –secta neonazi que trabajó en la Villa Bebiera de 17 mil hectáreas desde los años 60’s, siendo desmantelada en los 90´s por abusos sexuales y por secuestrar y torturar a opositores de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), cargos a los que se añadieron los de trata de blancas y esclavitud.
   Gerhard Mertins fue efectivamente traficante  de armas, realizando negocios ilegales de armamento muy sofisticado en todo el mundo, especialmente a Centroamérica y medio oriente, desde 1950 hasta su muerte. En 1989 tuvo que huir de México, al ser relacionado con el asesinato del periodista Manuel Buendía en 1984 y con el tráfico de armas, quedando Carlos Subel Honzik a cargo de sus negocios en México.[4]


VIII.- El Descubrimiento de los Tapices de Paris
  Los más célebres tapices del mundo fueron manufacturados en Flandes. Las dos series más famosas versan sobre el unicornio, estando la primera serie, “La Dama del Unicornio”,  resguardada en una galería especial en el Museo de Moyen Age Thermes de Cluny, en París; la segunda serie “La Caza del Unicornio”, está depositada en los Cloisters del Metropolitan Museum of Art de Nueva York. El Tapiz “La Fuente de la Gracia” expropiado a Mertins en 1989 pertenece a la primera serie “La Dama del Unicornio”, siendo el séptimo y el más grande de todos ellos.
  La serie “La Dama del Unicornio de Cluny fue realizada en Flandes, entre 1480 y 1490, encargada por la familia La Rochefoucauld para las bodas de Jeanne de la Roche Ayman, la heredera de Jean IV le Viste, y Francois de Rilhac, yendo a parar los tejidos al castillo de Boussac, propiedad de Jean le Viste. Fueron descubiertos en el año de 1841 por Prosper Merimée. La escritora Lucila Aurora Dupin, mejor conocida como Georges Sand, la amante feminista de genial pianista polaco Federico Chopín, fue la primera intelectual que se ocupó de ellos, señalando la existencia de ocho tapices con el tema del unicornio y escribiendo una novela teniéndolos como tema: Jeanne. En el año de 1844, a partir del estudio del peinado de la dama y del exotismo del león y del unicornio, dedujo que se trataba de una historia romántica imbuida de renuncia y espiritualidad.
   Posteriormente, Edmond Du Sommerard, conservador del Museo de Cluny, los reclamó, señalando la existencia en el castillo de sólo seis tapices, urdidos con lana y seda, los cuales fueron trasladados al Museo de París en el año de 1882, iniciando una serie de estudios y declarándolos monumentos históricos de Francia.





   Por su parte, la otra serie de seis tapices, conocida como “La Caza del Unicornio”, hoy en día en el Museo de los Claustros de Nueva York fue realizada en Flandes, entre 1495 y 1505, y perteneció a la familia La Rochefoulcauld. Recién fallecido Francois IV de la Rochefoulcauld en 1680 se inventaría entre los bienes la colección, trasladándola entonces al castillo de Verteuil. Entre 1793 y 1794 la serie se salvó milagrosamente del Comité Superior de Seguridad Pública de la Comuna, el cual, al calor de la nueva fe y en el terror de la Revolución Francesa, tenía la consigna de destruir las obras de arte que fuesen o portasen signos de aristocracia y monarquía, escapándose la obra del nuevo fervor por considerar que sólo “contenían historias”. El castillo, ocupado por los mandos medios jacobinos, pronto cayó en la ruina y a principios del siglo XIX fue saqueado por los campesinos de la región, quienes tomaron los tapices para cubrir los hatos de papas de las heladas, con cuyo abuso el tapiz “La Misteriosa Casa del Unicornio” quedó dañado al punto de sólo poder recuperarse dos fragmentos de la pieza. En 1856 Hippolyte de la Rochefoulcauld reconstruyó el castillo de Verteuil, restaurando también los 6 tapices preservados y los fragmentos del restante. Para 1922 Aimery de la Rochefoulcauld vende los seis tapices completos a John Rokefeller Jr., quien los instala en una sala especial de su residencia en la 5ª Avenida de Nueva York, hasta que finalmente fueron trasladados en 1937 al Museo de los Cloisters, al norte de Manhatan. Dos fragmentos más del séptimo tapiz, asegurados por Gabriel de la Rochefoulcauld, fueron finalmente adquiridos en 1936 por William H. Forsyth, curador del Departamento de Arte Medieval del Metropolitan Museum of Art y añadidos al conjunto original en año de 1938 en los Cloisters.[5] Hay que agregar que existe otro tapiz más sobre el unicornio en los Estados Unidos, en el Museo de Paul Getty de California, llamado “El Asesinato del Unicornio”.






IX.- Los Tapices de Flandes
   La edad dorada de la tapicería flamenca se desarrolló en los siglos XV y XVI, época en que los talleres de Arras, Tournai y Brucelas mantuvieron un alto nivel de ejecución y producción. Los paños de gran tamaño fueron absorbidos ávidamente en todas las casas reales de Europa, especialmente por la Corana, la Iglesia y la Nobleza, debido a su altísima calidad técnica y artística.

   Muchos de esos tapices tuvieron a España como destino, pues hay que recordar que por el tratado de Arras en 1482 pasó Flandes a ser dominio de la corona de Maximiliano I, heredando el reino posteriormente los Asturias españoles. Es sabido que la reina Isabel la Católica llegó a poseer una colección de más de 350 de esos paños y que su hija Juana y Felipe el Hermoso, así como posteriormente su hijo Carlos V, tuvieron a su servicio al más famoso tapicero de la época, al bruceles Jean Van Aelst.
   Los tapices además de ser objetos ornamentales y motivo decorativo eran signo externo de status social y de buen gusto, cumplían además con una función utilitaria, pues eran usados para paliar el frío despedido por los muros de los castillos y palacios de roca de la época. Lo habitual era encargar para su elaboración series de tapices sobre un tema unitario, ya fuese bíblico o religioso, histórico, alegórico o literario, siendo más bien raros los encargos de tapices únicos, de tal manera que cuando aparece un tapiz aislado frecuentemente se debe a su desprendimiento del resto de la serie. Son famosos, por caso, los cuatro paños sobre la “Guerra y Destrucción de Troya”, donados en 1608 por el Conde de Alba a la Catedral de Zamora.
   Los magníficos tapices flamencos eran encargados para premiar servicios especiales, hacer donaciones pías a catedrales y monasterios o como suntuosos regalos de bodas. La célebre factura de tapices llamados “gobelinos” fue fundada por el tintorero Gil Gobelin, quien  a partir de 1535 hace célebre su taller  en el Barrio de San Marcos de París adoptando los tapices esta denominación por haber logrado fijar en ellos el rojo escarlata, cuya tintura roja los vuelve inconfundibles.



   A finales del siglo XVI empiezan a denominarse “gobelinos” todos los tapices tejidos en el barrio, nombre que de París no tarda en universalizarse hasta volverse sinónimo de cualquier tapiz francés, al grado que son adquiridos los talleres por Luís XIV y la Corona francesa en el año de 1662. También fueron fabricados en el norte de Francia, en Flandes, en Touraine, Brucelas y en Brujas. En la actualidad casas de reconocido prestigio se dedican a la manufactura de gobelinos en España, siguiendo en todo la tradición de los telares de los siglos XII a XVIII, cuya técnica consiste en realizar piezas en telares no mayores de un metro cuadrado, tejiendo la composición por zonas y respetando el contorno de la figura para no interrumpir en la costura la unidad de las tareas, respetando el sistema seguido por siglos. Los más célebres tapices del mundo fueron manufacturados en Flandes y son las dos famosas series sobre el unicornio. Se trata de la serie “La Dama del Unicornio”  resguardada en una galería especial en el Muse de Moyen Age Thermes de Cluny, en París. La segunda serie, “La Caza del Unicornio”, está depositada en los Cloisters del Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
X.- La Serie del Cluny
   El solitario tapiz “La fuente de la Gracia” o “El Unicornio de Durango”, es el de mayores dimensiones de todos los que integran la serie del Cluny,  procede de Flandes, hoy territorio de Bélgica. En un principio se pensó que se trataba de una magnifica reproducción del siglo XIX, a juicio de Clara Bergellini y Elisa Vargas Lugo. Pero luego la perito Pilar Muñoz acreditó que era una pieza original del siglo XV, juicio confirmado por el crítico de arte medieval Jaime Ortiz Lajous, autoridad en el tema, quien fue el primero en observar que el tapiz de Durango es de la misma factura que los de Cluny. Por su parte los especialistas del Centro Nacional de Conservación y Obras de Arte del INBA establecieron mediante peritaje técnico que es un tapiz original y que data de finales del siglo XV o principios del siglo XVI –estando el color “rojo indio” de la base notablemente alterado por el paso del tiempo, siendo probablemente su original color natural el buscado tinte rojo escarlata. La pieza reina de todas las colecciones es el tapiz que se encontraba en Durango, en la Pinacoteca Virreinal del ICED,  porque todos los otros gobelinos sólo alcanzan la tercera parte de su tamaño.


  La serie de tapices del Cluny, cuya confección responde al estilo “mil flores”, son una alegoría de los cinco sentidos. Sin embargo, esa interpretación no deja de ser problemática, porque hay un sexto tapiz, el cual se referiría un sexto, sentido, misterioso, cordial, que sería el deseo. El último tapiz de la colección del Cluny ostenta además una leyenda en la parte superior de la tienda de campaña: “A Mon Seul Desir” (“A mi único deseo” o “A la única que amo”). El séptimo tapiz de la serie, exhibido en la Pinacoteca Virreinal de Durango durante 12 años (de 1998 a 2010), ostenta en su parte superior o cresta otra leyenda, que reza: “Hinc Mihi Salu.” (cuyo significado no sería “Aquí te saludo”, como se pensó por algún tiempo, sino más bien “De ahí mi salvación”), pues es bien sabido que el unicornio es un poderoso símbolo del cristianismo –pero también de la filosofía alquímica.[6]
   En la serie de tapices del Cluny hay ciertas variantes significativas. La más notable, que la figura de la dama cambia de tapiz a tapiz.  Por otra parte, aparece el escudo de armas de las tres medias lunas en oro en varios de los tapices: una vez en “La Vista”, dos veces en “El Oído”, tres veces en “El Tacto”, cuatro veces en “El Gusto” y cinco en “El Olfato”. En el sexto tapiz conocido como “A mon seul decir” aparece tres veces. El mismo escudo de armas de las tres medias lunas, perteneciente a la familia Le Visté, aparece una vez más en el tapiz “La Fuente del Unicornio de Durango”, el séptimo tapiz de la colección, el cual devela otros enigmas: en primer lugar, el escudo de armas del contrayente, que parece por única vez bajo la insignia de las tres cruces doradas .siendo la única obra en que aparece tal escudo heráldico.





XI.- La Descripción y Simbolismo de La Fuente de la Gracia
   El gran tapiz de “La Fuente del Unicornio de Durango” exhibe siete figuras animadas principales: en el primer plano, luego del río por donde pasean dos cisnes blancos, destacan las figuras de dos mujeres tocando una, a la derecha del lienzo, el violochembalo, la otra, situada a mano izquierda, la vihuela, expresando con ello el refinamiento de la cultura y la nobleza de su condición social, siendo el primer simbolismo de la tela la altura espiritual y estatura  de las costumbres. Frente a las dos damas se encuentra un perro y, detrás ellas, sobresalen las figuras de un león y de un unicornio, que sostienen con sus patas sendos escudos de armas.









   Un poco más atrás la fuente que da nombre al gobelino y en el último plano un exuberante jardín que se ahonda al fondo de la obra exhibiendo, con sus mil flores y los secretos animales que aparecen misteriosamente entre la flora, Y la corona de la obra en la cresta con la misterios leyenda “Hinc Mihi Salu.”. Todo en la indica que se trata de un trabajo cifrado en calve secreta y cuyo simbolismo mana de las fuentes del más alto esoterismo hermético: alquímico y gnóstico, pero también cristiano.











   El tapiz “La Fuente del Unicornio de Durango” agrega una característica notable, pues el fabuloso equino, lejos de ser una forma independiente, como es el caso del león que sostiene el estandarte con el escudo de las tres lunas crecientes, es  una forma derivada pues el cuaco misterioso literalmente emerge de la Dama, asomando así sólo su cuarto delantero y sosteniendo el estandarte de su casa real con el emblema de las tres cruces áureas. La imagen por sí misma remite así la pareja madre-hijo, específicamente a la relación de amor maternal y filial de María y Cristo. Así, la Virgen Madre, invocada como “figlia del tuo Figlio” por Dante Alighieri en la oración de San Bernardo, resulta a la vez “elegida” y “creada” por el Supremo Artífice:

Virgen Madre, hija de tu Hijo,
la más humilde y alta de todas las criaturas,
término fijo de la voluntad eterna,
que has ennoblecido la humana naturaleza
al grado que su Hacedor no desdeñó ser su obra.” 
(Canto XXXIII de la Divina Comedia)
  
   La imagen del unicornio herido que descansa en el regazo de la Virgen se ha interpretado bajo la especie del simbolismo de la comunión y de la herida en el costado de Cristo yacente en el regazo de la Pietá.[7]



   El símbolo del unicornio nos habla así de del alma humana hundida en la carne y el mundo, pero que es puesta, en in potentia, en relación con Dios. en el momento en que se sumerge en María como hijo; es decir en la virgo terra, que es la representante de la “materia” en su forma más sublime –siendo completamente liberada en el momento en que por medio del sacrificio el Hijo de Dios vuelve al Padre de nuevo.   El reputado alquimista Ripey dice:
   “Pero en el regazo de ella estaba echado el león verde, de cuyo costado corría sangre”.
   Imagen que se refiere a la Pietá, pero también al unicornio herido por el cazador que es capturado en el regazo de la doncella o, según la interpretación de Nicolás de Cusa (De Simbólica Aegiptorum Sapientia), la manifestación de Dios encolerizado y vengativo que se ha apaciguado en el regazo de la doncella apresado por el amor.
   El león y el unicornio se hayan relacionados en la tradición medieval por ser el unicornio tan fuerte, feroz y cruel como el león. Por ello en Francia e Italia el unicornio fue llamado “licornu”, derivando este nombre de león (Castelano, Hermoso y Nuevo Discurso Histórico de la Naturaleza, Virtudes,  Propiedades y Uso del Unicornio).
   El mito de la doncella y el unicornio ha sido trasmitido por Isidoro de Sevilla en su Liber Etimologiarum: 
   He aquí como se le caza: le ponen delante una doncella santa, y él salta al regazo de la doncella y la doncella calienta con amor al animal y le lleva hasta el palacio del rey”.
   El unicornio es comparado con un ciervo en su condición de cervus fugitivus, símbolo del spiritus vitae que da origen a la resurrección y está subordinado al oro, conjuntamente con el león, el águila y el dragón. Para Picinelo en su Mundus Symbolicus se trata de una imagen de Dios:
    “Dios terrible sobre toda ponderación, que se ha mostrado pacífico y manso después de haber entrado en el seno de la más bienaventurada de todas las vírgenes”.
   Si la doncella representa la parte femenina de Mercurio, el león y el unicornio, en cambio, la parte salvaje e indomable, la fuerza penetrante varonil del spiritus mercurialis (fuerza penetrante, varonil e indómita).




   El unicornio es un animal salvaje que tiene que ser amansado, pero al ser considerado un monstruo (en este sentido también un dragón) tiene una clave más elevada y más espiritual que la del león.[8] El unicornio tiene una viva análoga con el dragón, pues como animal del reino subterráneo permanece en gargantas y cavernas, refugiado en el desierto o en montañas elevadas o escondido en profundos cuchitriles tenebrosos entre sapos y otros animales repugnantes. Lo cual no es óbice para que, al igual que el Asno de oro de Bundahis, el unicornio represente el poder espiritual de Dios (Yahvé), manifestado bajo la forma de la feroz animalidad de la naturaleza, tanto dentro como fuera del ser humano y el cual, en una fase del proceso alquímico, ha sido llamado también el león verde (Lexicon o Leo viridis).[9]
   La fuente indicaría un espacio sagrado, un lugar donde se realiza el encuentro del ser humano con lo divino o donde lo sagrado se manifiesta en sus potencias sobrenaturales (kratofanía) o fuerzas sagradas (hierofanía). Sabemos por medio de la más acreditada tradición que en medio del paraíso terrenal se encontraba el árbol de la vida y de la inmortalidad escondido o “disimulado” entre los árboles. Con el árbol de la vida se ha identificado la fuente de la eterna juventud -afanosamente buscada durante la Colonia por el conquistador Juan Ponce de León en Florida. Se relaciona también con el penoso camino que va en dirección del “centro”, del “paraíso” o de la “fuente de inmortalidad”, que no sólo está sembrado de obstáculos, sino que también se encuentra custodiado por un guardia.  El león se presenta entonces como el guardián del Castillo Misterioso, o un umbral de difícil acceso. El león, al igual que el dragón, es considerado tradicionalmente como un animal peligroso en extremo, simbolizando con ello en el tapiz su calidad de guardia, pero también el rejuvenecimiento del vigor, de las energías cósmicas y biológicas, presentándose entonces como símbolo de resurrección. La sonrisa del imponente felino, pero también su quietud y serenidad, nos hablan entonces de la nobleza y la alegría del saber divino.






[1] La Pinacoteca Virreinal de Durango, de modestas dimensiones,, contenía una serie obras del periodo colonial mexicano de las cuales es posible mencionar las siguientes: 1.- Un par de casullas religiosas bordadas en oro y plata; 2.- La puerta de los Evangelistas, una talla en cedro, mexicana, del Siglo XIX, y las pinturas; 3.- Jesús en la Cárcel; 4.- San Juan Nepomuceno ; 5.- La Visitación de María Virgen; 6.- La Virgen del Carmen; 7.- Ánimas del Purgatorio, del Siglo XVII; 8.- El Ánima más Sola; 9.- San Felipe Neri, y; la Virgen del Refugio.
[2] Otto Skarzeny debía su fama por el rescate de Mussolini, prisionero en el Hotel Campo Imperiale, en el pico más alto de los Apeninos, en la operación Greif o Roble de 25 de julio de 1943, cuando formaba parte de las Guardias del Lobo de Hitler en Prusia Oriental, siendo liberado el 12 de diciembre de ese año tras el aterrizaje de un grupo paracaídas, siendo condecorado por Hitler con la cruz de Caballero por tal hazaña. Era ingeniero, coronel austriaco de las Waffen SS, experto en operaciones especiales y acciones de espionaje y sabotaje a quien llamaban los nacionalsocialistas alemanes “Caracortada”, por una gran cicatriz que surcaba sus mejillas. Fue considerado el hombre más peligroso de Europa y como el principal operador de ODESSA en España, para ayudar a escapar a los líderes nazis a Francia, España e Italia, Argentina, Chile, Brasil, México y Paraguay.  Fue piloto de la Luftwaffe y recibió la Cruz de Hierro por la campaña en Rusia en 1941. Perteneció a los Servicios de Inteligencia en la oficina central de operaciones del Reich, en Berlín y jefe de comandos en operaciones de guerra de guerrillas, sabotajes y secuestros. Fue juzgado en Núremberg resultando inocente; escapó a Madrid el 27 de julio de 1948, protegido del general Franco. Viajó a Bolibia y Argentina para organizar fuerzas de seguridad, relacionándose con Adolf Hechann y Josef Mengele, siendo posteriormente consejero de la junta de Juan Domingo Perón. Su autobiografía Luchamos y perdimos: Vivir peligrosamente fue un best seller, leído por soldados de Estados Unidos e Israel. Vivió por un tiempo en Mallorca y murió a los 67 años de edad en Madrid.
[3] Después de la Guerra Mundial, Gerhard Mertins fue asesor de la Volks Wawen en Munich y cónsul militar en Egipto para el rey Saudy de Arabia. También fue asesor de la Mercedes Bens en Suiza, Londres y Wasinthon y promotor de las Organizaciones Juveniles de los Internados Estudiantiles hasta 1984.  Tuvo muchas posesiones en Durango, entre otras fue accionista de Minera Rozard de Basis.
[4] Manuel Buendía Téllez Girón murió asesinado el 30 de mayo de 1984 cuando un sicario le disparó cinco tiros por la espalda, huyendo en motocicleta sin ser molestado, en la esquina de Hamburgo e Insurgentes cuando el periodista se dirigía a su oficina en Paseo de la Reforma –mientras José Antonio Zorrila Pérez ordena vaciar las oficinas del Buendía, siendo titula de la Dirección Federal de Seguridad, quien es luego acusado del delito y pasa 19 años en prisión. Buendía denunciaba en sus columnas la injerencia de la CIA en México, al alemán ex nazi Gerhard Georg Mertins por tráfico de armas.
[5] En el año 1925, John Rockefeller Jr. donó a la ciudad varias hectáreas de tierra. a orillas del Hudson, para la construcción de un museo que albergara la colección de arte medieval del escultor y coleccionista americano George Barnard, y algunas piezas de la colección personal del propio Rockefelle En 1930, Rockefeller le encargó al arquitecto Charles Collens la construcción del monasterio que alberga al museo actual, usando partes originales de distintas edificaciones medievales francesas, como el Monasterio de San Miguel de Cuixá o la comuna de Saint-Guilhem-le-Désert, entre otras. Estas partes fueron desmontadas ladrillo por ladrillo y llevadas en barco a Nueva York con el objetivo de ser usadas para la construcción de los Cloisters, ubicados en Tyron Park, New York. En los Cloisters se exhiben alrededor de 1.200 objetos y obras de arte pertenecientes a la Edad Media (siglos XII al XV). Una de las obras más destacadas de la colección es la serie de tapices de la Caza del Unicornio (The Unicorn’s Hunt). Se trata de una secuencia de tapices de origen holandés fechados entre 1495 y 1505, que muestran con exquisito detalle la historia mítica de un grupo de cazadores que persiguen a un unicornio para cazarlo.
[6] Los tapices pueden interpretarse como una serie de alegorías del proceso alquímico, para la obtención del oro non vulgui, relacionándose con las fases del proceso alquímico, específicamente con la restitutio de los sentidos en la etapa del nigredo, pero también con “año filosófico” y las seis orejas llenas de agua de vida y a los siete cuernos del León Verde. La Dama sería un símbolo de la Virgen en su faceta de Madre Tierra en todo su esplendor, pureza y fertilidad, al estar rodeada por los elementos de la Naturaleza. refiriéndose el conjunto entero a la “mística de la luz”. Para el simbolismo alquímico el Unicornio sería una alegoría, más que de Cristo, del Antrophos gnóstico, siendo su cuerno un arma de defensa de los más puros valores de la caballería, tales como la castidad, pero también de la dignidad y de la nobleza, de la amabilidad y de la belleza, con los que protege a otros animales contra la furia de sus enemigos, representando el cuerno una especie de verga frontal, símbolo de “fecundación espiritual”.  Representación críptica, pues, en la que el León representa el azufre y el Unicornio el mercurio alquímico, teniendo como función complementaria la defensa de la Dama.
[7] La escultura de Pietá del Vaticano, conservada en la Basílica de San Pedro, labrada por Miguel Ángel Buonarroti, florentino, entre 1497 y 1499, representa a la Madre de Cristo de edad juvenil y a Jesús como un adulto resaltando con ello su humanidad sujeta a los efectos de la mortalidad.
[8] En lo que se refiere a la figura del dragón, en tanto el símbolo gráfico más antiguo de la alquimia, aparece como ouróboros: como la serpiente que se muerde la cola o espíritu creador del mundo escindido o preso en la materia, expresado por la “obra” o el “círculo” (la “rueda de mercurio”), que procede de una cosa y vuelve al uno,  como el dragón que se devora la cola.
[9]   El unicornio y el león aparecen juntos en el escudo real de armas de Inglaterra –pero también en las Bodas Químicas de Rosencreutz, en donde aparece un unicornio blanco como la nieve haciendo la reverencia a un león. Para la alquimia, en efecto, ambos son símbolos de Mercurio, al igual que el águila y el dragón; en la simbología cristiana alegorías de Cristo o del Espíritu Santo. En efecto, el unicornio y el león señalan las tensiones opuestas al interior del Mercurio, que es a la vez materia y sin embargo espíritu, frío y sin embargo ígneo, veneno y sin embargo bebida de salvación: un alexipharmacon (medicina) y un veneno (ios o tintura roja). Símbolo unificador de los contrastes, pues, que de ser hermafrodita inicialmente se separa en los elementos para formar la pareja hermano-hermana, unirse en la coniunctio o bodas químicas y reaparecer finalmente resplandeciente en la figura de la lumen novum o lapis.