El marxismo ha cometido una omisión imperdonable en su conteo, pues divide al mundo en dos mitades paralelas, la clase obrera, pobre y desamparada, y la clase burguesa, ociosa, rica, abusiva y decadente. Sobre este esquema más que simplista habría que hacer algunas consideraciones: las del tercero en discordia. Porque si nos fijamos hay también otra clase, la clase cristiana, educada en la moral del cristianismo, pues la nueva religión es sobre todas las cosas una religión moral. Sale sobrando; al hombre de la voluntad de poderío, al hombre de la técnica, a sus devotos, sacerdotes académicos y demás creyentes, al homo faber, adiestrado, instruido en la mecánica del trabajo como un perno perdido en el proceso de la producción, al burgués decadente sobre todo, les interesa un soberano pepino esa clase social... porque sobre todo les estorba, les molesta su transcendentalismo, su alma inmortal, su futura bienaventuranza en el otro mundo, en la otra si no en esta vida, su altitud de miras, su filantropía del corazón, sus buenos propósitos y sus mejores pensamientos, su moralismo, sobre todo, su diario moralismo, donde radica su muchas veces humilde grandeza... No hayan hoy día que hacer con esa clase, no cabe en sus estrechos marcos jurídicos, académicos, corporativos, clientelares, populistas... les irritan también las reliquias, los hábitos de religiosidad que en ellos pudieran haber quedado luego de la feroz socialización en la escuela de Blas Coral... de agraristas trasnochados, de lombardotoledanistas, de siqueirianos, fidaklhista, riegoriveriana, pejista... y por arriba de todas las cosas les molesta en el alma de desalmados que tienen que hagan su trabajo humildemente y, que barbaridad, con amor prójimo no fingido, con.. con... como decirlo, si... caridad, o mejor con espíritu... impregnando con él todas sus obras... eso si ya no lo soportan, les duele como una espina clavada en las entrañas... me refiero a La Palabra, a la palabra sagrada, por eterna, que han declarado prohibida en la academia con burla y befa... porque irrita a los hombres del inmanentismo, a los hombres de la aceleración, de la máquina, a los hombres del burdel, a los hombres inmorales modernos en una palabra, a los seres del aquí y el ahora, a los hombres sin comunidad de fe trascendente, que son los hombres sin iglesia, que están endémicamente sellados para no conocer ni ser iglesia, templo, asamblea de los comunes, que se dejan llevar entonces por la corriente de la degradación histórica... por los hombres del poder y sin espíritu...!!!
miércoles, 8 de mayo de 2013
La Guerra de Clases Por Alberto Espinosa
El marxismo ha cometido una omisión imperdonable en su conteo, pues divide al mundo en dos mitades paralelas, la clase obrera, pobre y desamparada, y la clase burguesa, ociosa, rica, abusiva y decadente. Sobre este esquema más que simplista habría que hacer algunas consideraciones: las del tercero en discordia. Porque si nos fijamos hay también otra clase, la clase cristiana, educada en la moral del cristianismo, pues la nueva religión es sobre todas las cosas una religión moral. Sale sobrando; al hombre de la voluntad de poderío, al hombre de la técnica, a sus devotos, sacerdotes académicos y demás creyentes, al homo faber, adiestrado, instruido en la mecánica del trabajo como un perno perdido en el proceso de la producción, al burgués decadente sobre todo, les interesa un soberano pepino esa clase social... porque sobre todo les estorba, les molesta su transcendentalismo, su alma inmortal, su futura bienaventuranza en el otro mundo, en la otra si no en esta vida, su altitud de miras, su filantropía del corazón, sus buenos propósitos y sus mejores pensamientos, su moralismo, sobre todo, su diario moralismo, donde radica su muchas veces humilde grandeza... No hayan hoy día que hacer con esa clase, no cabe en sus estrechos marcos jurídicos, académicos, corporativos, clientelares, populistas... les irritan también las reliquias, los hábitos de religiosidad que en ellos pudieran haber quedado luego de la feroz socialización en la escuela de Blas Coral... de agraristas trasnochados, de lombardotoledanistas, de siqueirianos, fidaklhista, riegoriveriana, pejista... y por arriba de todas las cosas les molesta en el alma de desalmados que tienen que hagan su trabajo humildemente y, que barbaridad, con amor prójimo no fingido, con.. con... como decirlo, si... caridad, o mejor con espíritu... impregnando con él todas sus obras... eso si ya no lo soportan, les duele como una espina clavada en las entrañas... me refiero a La Palabra, a la palabra sagrada, por eterna, que han declarado prohibida en la academia con burla y befa... porque irrita a los hombres del inmanentismo, a los hombres de la aceleración, de la máquina, a los hombres del burdel, a los hombres inmorales modernos en una palabra, a los seres del aquí y el ahora, a los hombres sin comunidad de fe trascendente, que son los hombres sin iglesia, que están endémicamente sellados para no conocer ni ser iglesia, templo, asamblea de los comunes, que se dejan llevar entonces por la corriente de la degradación histórica... por los hombres del poder y sin espíritu...!!!
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