martes, 22 de octubre de 2013

Libertad o Mutismo Por Alberto Espinosa



La verdadera libertad se caracteriza no sólo por el claro sentimiento de expansión, de esponjamiento, incluso de entusiasmo, que la acompaña; también por su apertura, que es todo el tiempo comunicación -de la que dimana, no sólo la humilde dignidad de la condición humana, también la solidaridad activa con todos los niveles del ser. La libertad contractual del hombre contemporáneo, por el contrario, la libertad de conciencia, de los derechos individuales, el libre tránsito que permite hacer o decir lo que nos venga en gana, ha dado lugar, por el contrario, a transitar un camino que aún ajeno a los obstáculos y fincado en el concepto del confort, de la comodidad, ni expande el espíritu, ni resulta esencialmente comunicativa, sino una serie de estratagemas, convencionalmente asumidas, para rehuir el contacto efectivo con el otro, entreteniéndose en los dobleces de los planos, en los pliegues y repliegues, de la compleja psicología humana. Libertad irresponsable, pues, que tras bambalinas deja asomar las narices solo de vez en vez, para perderse luego tras el telón de fondo, que apenas asoma una máscara o una terca mueca repetida para cerrar su escena en la palestra al dejar caer inmediatamente sobre sus pies el ondulante cortinaje ajado y púrpura, cerrando así cuanto antes el breve circo de su acto para encerrarse de nuevo en la cómoda cripta del pertinaz mutismo cotidiano.


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