martes, 4 de junio de 2013

Filosofía por Radio XIII Por José Gaos

12.- Teoría del Conocimiento

   Antes de toda ciencia, conocemos seguramente por medio de los sentidos, de la conciencia y del pensamiento, quizá también por medio del sentimiento.
   Tradicionalmente se reconocen sólo los cinco sentidos de la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto. La ciencia psicológica contemporánea ha descubierto y distinguido otros sentidos, como el del calor y el frío y el del dolor, a diferencia del tacto propiamente dicho, el del equilibrio, con su órgano en el oído interno, el del estado interior y total del cuerpo... Con la percepción por medio de todos estos sentidos, o percepción sensible, conocemos los fenómenos físicos, las cosas visibles, los sonidos, sabores, olores... el estado interior y total del cuerpo.
   Cada uno de nosotros tiene conciencia de sus fenómenos psíquicos, por ejemplo, de sus sentimientos. Esta conciencia puede ser directa o refleja. Esta última es la que tenemos, por ejemplo, de un sentimiento que acabamos de experimentar, como de ello nos damos cuenta o sobre el cual reflexionamos. Pero mientras estamos experimentando el sentimiento, sin reflexión alguna, estamos, esto, experimentándolo, teniendo conciencia directa de él.
   Los fenómenos psíquicos ajenos los conocemos con la percepción sensible de la expresión mímica de ellos por el rostro, la voz, el cuerpo y el movimiento todo del sujeto correspondiente, y por lo que éste nos dice verazmente de ellos, o por la expresión verbal y veraz que les dé.
   Antes de toda ciencia, conocemos muchas cosas, por ejemplo, en este momento, que estamos yo hablándoles y ustedes escuchándome por medio de la radio. ¿Cómo conocemos esto, o en qué consiste este conocimiento?
   Ante todo, en la percepción auditiva que cada uno de ustedes tiene de los sonidos emitidos por la radio -de que tienen la percepción visual que tienen si están mirándola al escucharla; y por mi parte, en la percepción auditiva de mi propia voz y la visual del aparato trasmisor de ella.
   Fijémonos en la percepción visual de la radio. Parece que debemos distinguir entre la radio percibida, lo percibido o el precepto, y la percepción de él. Fijémonos, pues, en el precepto, en la radio misma.
   Tal cual la estamos percibiendo, está integrada por un conjunto de matices de color, de sensaciones de color; pero no sólo por ellas.
   No percibimos la radio como un puro conjunto de matices de color, sino como una cosa distinta de otras, por ejemplo, del mueble o del suelo en que esté colocada. Pues bien, el percibirla como tal cosa no es obra de las sensaciones, sino de que agrupamos éstas en un conjunto distinto de otros por medio del concepto, justo, de cosa.
   Ahora bien, las sensaciones y los conceptos pasan por ser fenómenos psíquicos de los sujetos que tienen o experimentan las unas y piensan los otros o con los otros o con ellos conciben -otras cosas.
   Entonces, la radio, un fenómeno físico ¿está compuesta, integrada por fenómenos psíquicos? ¿Cómo puede ser, así, un fenómeno físico? He aquí un primer gran problema para la teoría del conocimiento.
   Pero que estamos yo hablándoles y ustedes escuchándome por medio de la radio, no lo conocemos solamente por medio de las percepciones sensibles de fenómenos físicos -integrados, al parecer, por psíquicos. De éstos, de los fenómenos psíquicos mismos, también tenemos conocimiento -pero ya no por medio de los sentidos, sino que de ellos ese conocimiento íntimo, directo, que se dice tener conciencia de ellos, que es por lo que ellos se llaman también fenómenos de conciencia.
   Al escuchar lo que están escuchando pueden estar experimentando un sentimiento de interés o de aburrimiento -experimentándolo, esto es, teniendo conciencia del interés o aburrimiento, pero no como ahora, conciencia refleja de él, sino como antes de que yo lo pusiese por ejemplo, conciencia directa de él.
   Pues bien, el sentimiento de interés o aburrimiento es, ante todo, la cualidad peculiar que llamamos interés o aburrimiento, pero no ella sola, pues en cuanto que distinguimos este sentimiento de todas las demás cosas lo estamos concibiendo con el mismo concepto de cosa con que concebimos la radio. Ahora, que un fenómeno psíquico, como es un sentimiento, se integre de fenómenos psíquicos, como el que he llamado su peculiar cualidad y como el concepto de cosa, no sorprende como el que un fenómeno físico, como el de la radio, se integre de fenómenos psíquicos como las sensaciones y el concepto de cosa.
   Recapacitemos sobre el conocimiento de que estamos yo hablándoles y ustedes escuchándome por medio de la radio.
   Parece que lo hemos reducido, en último término, a tres clases de fenómenos psíquicos:
   sensaciones,
   cualidades, como las del interés y el aburrimiento,
   conceptos.

                                                   22/8/66






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