viernes, 20 de septiembre de 2013

El Puente Roto Por Alberto Espinosa




   El sentido profundo de todos los mitos es el de indicar que el hombre en la caída introduce a la vez una desarmonía, un desorden en el cosmos; que las acciones humanas afectan al universo –sosteniendo así implícitamente la tesis de la unidad original del cosmos. Deber fundamental del ser humano es mantener esa unidad, es restablecer continuamente la armonía entre del hombre con la creación, es mantener la solidaridad con los ritmos del universo, refrendando el pacto con la naturaleza, con la ley no que hacemos los hombres, sino que nos hace hombres. Ley que funda y se retira, ley otra, puesta en riesgo por el hombre que quisiera hacer valer su propia ley, que quisiera que le perteneciera la ley por la cual pertenecemos. Ruptura del puente que nos une a la totalidad,  pero que tarde o temprano redunda en una desarmonía catastrófica con la naturaleza micro-cósmica, la cual se revela y expresa en un desacuerdo originario, que entonces desarmoniza el cuerpo (anarquía biológica del cáncer) o el entorno, ya sea en términos de sombra y de tiniebla, o de horrendas catástrofes, de tornados, huracanes, inundaciones y peste. Ante ello, sólo cabe retornar al equilibrio renovando el pacto con la naturaleza y con nuestra propia naturaleza, instintiva y emotiva, pero también espiritual, solidarizándose con los niveles de la creación que participan de la regeneración y de la vida. 



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