domingo, 12 de enero de 2014
Tres textos breves de José Gaos
Presentación:
Se presentan tres textos cortos de José Gaos,
que, aun cuando fueron escritos a manera de aforismos, siguen un orden
argumental continuo y pueden considerarse como "monadologías" —de las
que José Gaos dejó escritas más de un par de decenas, además de sus repetidas
reflexiones de fin de año. Se trata de la "Nueva monadología o metafísica
de bolsillo", la "Monadología ética" y el "Escrito a pedido
de Granell"1. Siguiendo el estilo sintético leibniziano, Gaos escribe sus
"mónadas" como primeros elementos que, de acuerdo a un método
estrictamente racional, no dejan resquicio a la contradicción, pudiendo servir
de fundamento a todo el sistema. En efecto, las "monadologías"
gaosianas, provistas de ventanas, llevan a cabo una breve exposición de su
sistema en lo que tiene de más propiamente filosófico: la metafísica y la
ética. Así, sus mónadas, como unidades reales pero inextensas, es decir,
temporales, significativas y espirituales, participan un poco de la naturaleza
de los sueños.
A estos mínimums o átomos de pensamientos
indivisibles, llegó Gaos en la tercera y última etapa de su desarrollo
intelectual que, de acuerdo con Fernando Salmerón, se inicia programáticamente
en 1953 con el texto autobiográfico de Confesiones profesionales, siendo la
época más creativa, personal y sistemática de toda su trayectoria. Bien
podríamos ver estos "simples" como la sustancia última del universo
(metafísico) y de la naturaleza humana (ética), según su concepción. Los átomos
espirituales corresponden a un punto de vista acerca del mundo, comprimiéndolo
desde un determinado escorzo según una peculiar armonía, a veces barroca, donde
se deja respirar un conjunto de catedral transparente, diversamente ¡risada por
los momentos rotatorios de la cualidad atmosférica (como en los cuadros de Monet).
Obra monumental, por su carácter de asamblea
de la luz, y a la vez diminuta, por su fina orfebrería y cuidadoso pulido de
joya fulgurante.
Alberto Espinosa
NUEVA
MONADOLOGÍA o METAFÍSICA DE BOLSILLO
sen
theses in gratiam
autoris nonullorum amicorum
*La metafísica es la ciencia del más allá.
*EI más allá es lo que no es ni perceptible por medio de
los sentidos, ir cluso sirviéndose de instrumentos o aparatos, ni aquello de
que tiene cor ciencia cada ser dotado de ella, ni los pensamientos de los seres humanos: lo inexistente y lo infinito.
*La ciencia del más allá es concebir, dar razón y comprender la prueba o
demostración de su existencia o inexistencia, y en el
caso de ser esta última lo probado o demostrado, la
explicación de que se conciba algo
inexistente.
*Lo inexistente no puede ser nada que se esté percibiendo por medio de
los sentidos, ni de que se esté teniendo
conciencia, ni de que se esté pensando como estando
percibido por medio de los sentidos, ni como siendo
algo de que se esté teniendo conciencia, ni como siendo un pensamiento, ni como existiendo aunque no
sea perceptible por los sentidos de nadie, ni pueda tener de ello conciencia
nadie, ni pueda pensar en ello nadie. No puede
ser más que algo concebido como
perceptible pero no percibido, o de que
sería posible tener conciencia, pero
no se la tiene, o que podría ser un
pensamiento, pero que no se piensa, o
que podría concebirse como existiendo aunque
no fuese perceptible, ni pudiera tener
de ello conciencia, ni pudiera
pensarse de ello —porque se lo concibe justo como inexistente. Quiérese decir que lo inexistente no es ningún objeto propio del concepto de inexistente, sino únicamente el objeto propio de cualquier concepto conceptuado de inexistente.
*La existencia en su
totalidad, es objeto del correspondiente concepto.
El concepto de lo inexistente conceptuado
de inexistente es el concepto de la
nada.
*Hay, pues, un concepto de inexistente sin objeto propio, pero con que puede conceptuarse el objeto propio de cualquier concepto, incluso el del concepto de lo existente.
*Lo inexistente no existe, pero puede concebirse: todo lo existente puede concebirse como inexistente. La imposibilidad de "concebir" la inexistencia
de todo y la existencia de Dios.
*La concepción de lo inexistente no puede explicarse por la presencia de los objetos. No puede explicarse más que por la ausencia de los objetos o por la psicología de
quienes conciben lo inexistente o piensan en el concepto de inexistente.
*La ausencia de cualquier ser o cosa puede
concebirse de una de dos
maneras: o como desplazamiento del ser
o la cosa más allá de los límites de
la presencia, o como inexistencia. No se puede, pues, explicar la concepción
de la inexistencia por la ausencia, ya
que lo que hay que explicar es la
concepción de la ausencia como inexistencia.
*Lo infinito no puede ser nada
que se esté percibiendo por medio de los sentidos,
ni de que se esté pensando como estando percibido por medio de los sentidos, ni como siendo algo de que se
esté teniendo conciencia. No puede ser más que algo que se
esté pensando como no perceptible, ni de que se pueda tener conciencia, pero como existente —porque se lo concibe
justo como infinito.
*Si todo (sentido distributivo) puede
concebirse como inexistente, incluso todo (sentido colectivo),
no todo puede concebirse como infinito. No pueden concebirse como infinitos los seres o las cosas concebidos como
esencialmente finitos (sustancias, no
modos!).
*Los infinitos concebibles pueden reducirse a los siguientes. El infinito
existencial: el del tiempo infinito y el de la existencia en él del mundo, de las almas o espíritus inmortales o eternos, de las verdades eternas y de Dios fuera de todo tiempo. El infinito esencial: el del espacio infinito y el mundo en él, los infinitos matemáticos como el de la serie de los números naturales, el de la
esencia divina; el de la divisibilidad infinita del espacio y
del tiempo y de lo existente en ellos.
*La concepción de los infinitos
no puede explicarse por la presencia de ellos en la percepción ni en la conciencia.
No puede explicarse mas que por lo finito presente donde o
como quiera, por ende también puramente en el
pensamiento; o por la psicología de quienes conciben lo
infinito o piensan en el toncepto de
infinito.
*La existencia infinita de algo o
alguien, y como entrañada por ella, la infinitud
del tiempo, se conciben no porque no pueda
"concebirse" la inexistencia
de todo, que se la "concibe"
perfectamente, sino porque-no puede "comprenderse" la existencia de
algo no habiendo existido nada —ni
existiendo algo, el dejar de existir todo: o la relación entre la existencia —finita— y la inexistencia. Para evitar esta incomprensibilidad se concibe
la existencia infinita de algo o alguien —el mundo o Dios.
*Pero la existencia infinita no
es más comprensible, o menos incomprensible, que la
inexistencia —o que la existencia finita que entraña la inexistencia.
Luego, la incomprensibilidad de la
inexistencia y la comprensibilidad de la existencia finita no explica que se
conciba ésta. Se ocurre ya que más bien se explicaran conjuntamente la concepción de la inexistencia y la de la existencia —el tiempo— infinita por otra vía.
MONADOLOGIA ETICA
1. El fin del hombre es la felicidad absoluta (todos los éticos), la satisfacción
absoluta, pero ésta no es asequible (contra la prueba
eudemonológica y todas las pruebas teológicas) ni asin-tóticamente (contra Kant), sino esencialmente
correlativa alternativa de la insatisfación (Schopenhauer), lo que no es razón para procurar la aniquilación —paradoja en los términos— (contra
Schopenhauer), sino para procurarla reiteradamente
(Nietzscheí1).
2. Lo menos lejano, lo más cercano, a la felicidad absoluta, es la perfección
equilibrada de la compleja naturaleza humana, sensible y
suprasensible —"natural" y
"sobrenatural", pero no sobrehumana— intelectual
o racional y emocional, egoísta y altruista (todos los éticos, pero particularmente Shaftsbury..., menos los
siguientes), contra el mínimunismo aporético de Antístenes, el
hedonista de Aristipo, el egoísta de Hobbes...
3. La virtud
es la conducta de procura de tal perfección. El vicio, la conducta de
incuria de tal perfección.
4. Tal perfección y la virtud se
in-dividua(liz)an personalmente (Schaftsbury...), pero
no pueden lograrse sino políticamente
(última y sumamente, el marxismo), según valores que van desde intersubjetivos totales —la felicidad— hasta
subjetivos.
5. De la intersubjetividad total
o parcial y la subjetividad de los distintos
valores, las moralidades —y de las morales y éticas— da razón de
ser la concreción de tales objetivos con sus sujetos,
históricos individualmente diferentes, no
sólo distintos.
6. Los placeres perjudiciales y
los dolores benéficos son límites naturales
de desequilibrio de la perfección
equilibrada, que no es matemática, como nada humano, ni
biológica, ni no-matemática.
La estadística es otra cosa.
7. La virtud no recompensada y el
vicio no penado, sino incluso respectivamente penada y
triunfante, son límites parejos.
8. El predominio de la insatisfacción sobre la satisfacción hasta el punto de
aniquilar la voluntad de vivir, de perseguir el fin de la felicidad, el consistir el ser en su persistir, es caso extremo de tal desequilibrio. El no llegar a
tamaño extremo por sobreponerse al predominio de la
insatisfacción sobre la satisfacción lindante con él, es también extremo, sumo, de la virtud
(estoicismo, Nietzsche).
9. Tales desequilibrios son
efectos de causas físicas o/y culturales —en que parece darse lo, paradójicamente (?), contra natura, la naturaleza dividida contra sí misma, la pugna entre
partes de ella.
10. La política de la moralidad, de la
eudemonía humana universal, incluye la pugna por el restablecimiento del equilibrio contra tales desequilibrios,
la eliminación de ellos, mediante la investigación científica de sus causas y de los remedios contra la acción de ellos (Bacon, Descartes...,
marxismo...) —en reemplazo de las
sanciones del más allá y de la justicia
penal no correctiva.
11. El fin —la satisfacción, la felicidad— y
su contrario —la insatisfacción, la infelicidad— son
sanción-e-moción o razón motivante —recompensa o pena— suficiente, incluso en el caso extremo sobredicho (8), en
el que incluye decisivamente la satisfacción del deber, extremo, cumplido, de ser
digno, sumamente, de ser feliz (estoicismo, Kant, Nietzsche).
12. El deber es el modo de razón motivante que
modaliza al fin, correlativamente modalizado de ley, natural y moral (estoicismo, San Agustín,
Santo Tomás...), para la conciencia moral.
13. El libre albedrío —con sus anteojos: imputabilidad, responsabilidad— parece un fenómeno que, por ende,
habría que salvar, solamente. Otros fenómenos parecen salvados
por la concepción determinista de la
naturaleza —que no salva del libre albedrío, sino que
lo condena a apariencia engañosa (Spinoza), infundado, en
suma, no salvado; menos aún, en cuanto que ni siquiera se da razón del engaño mismo... La conclusión correcta parece deber
ser más bien esta otra: una concepción de la naturaleza capaz
de salvar simultánea, conjuntamente, con los demás fenómenos, el del libre albedrío
(Kant?, Bergson?, la teoría de Hartmann pudiera no ser más que
una seudoexplicativa tautológica, redescripción de los fenómenos).
14. El fin como impulso motivante es objeto de conciencia psicológica
directa. La ética (sintetizadora en estos puntos) es producto de la conciencia psicológica y moral reflexiva más
insistente. Entre ambos términos se extiende la gradación
de los movimientos, sentimientos y conocimientos —e-mocionales y pensamientos objetivantes— de la conciencia moral —morales y éticos.
15. La conciencia reflexiva de que es producto la ética
sintetizada en estos puntos es una conciencia agnóstica metafísicamente, Ideológicamente
(Shaftesbury, Hume, Kant;
Escoto, Ocam; Feuerbach...), no materialista y
atea (contra... Hobbes... Feuerbach,
el marxismo o el materialismo dialéctico...), ni siquiera naturalista (contra...
Nietzsche...).
16. Los conceptos categoriales cardinales 'Dios' y 'nada' son
creaciones infinitantes de lo vivido—amado,
odiado,
querido, no querido— como bueno o malo. Los conceptos 'bien' y 'mal'
sustantivaciones de 'bueno' y 'malo', son denotantes
de lo satisfactorio y lo insatisfactorio (todas las éticas, eudemonistas). En
cuanto tales, "bien" y "mal", en designación antropológica, físico-psíquicas, y en designación moral y ética,
son sinónimos. Ética en eudemonología (ut supra,
2).
17. La naturaleza humana, con su infinitar y fin
inasequible, con su concepción de lo 'contra natura' (ut supra, 9), el hombre, es así el problema de su puesto en
el cosmos para sí mismo.
ESCRITO A PEDIDO DE CRANELL2
1. La realidad primaria de la Filosofía es la de unos
textos, de unas expresiones verbales. Hay que examinar antes la expresión.
2. El examen de la expresión mímica tiene por fin mostrar que tal expresión es una especie de órgano de articulación de una convivencia entre "sujetos".
3. La expresión verbal se distingue de la mímica porque
mientras que ésta se reduce a significar estados de ánimo de unos sujetos a otros, la
verbal
añade a la significación de estados la notificación de "objetos". Últimamente
me ha parecido deber invertir el uso de los términos "significación"
y "notificación" por dos razones: me parece más propio considerar que las
expresiones mímicas funcionan exclusivamente como "signos" y me parece
conveniente hacer jugar "notificación" con "denotación" y "connotación".
4. La notificación es una operación de "objetivación"
o constitución de "objetos". Lo más importante de esta operación para todo lo que sigue es la constitución de "objetos" "abstractos" y
"concretos": porque un
"objeto", cuanto más abstracto, más "intersubjetivo";
cuanto más concreto, más
"subjetivo".
5. La significación de las expresiones verbales no se reduce a la
de estados de ánimo de los sujetos en relación con los objetos
notificados: estos estados "motivan" la notificación de los objetos:
esta "motivación" radica en la estructura dinámica, (e)motiva, de los sujetos.
6. El examen de la expresión tiene por fin mostrar que tal
expresión es una especie de órgano de articulación verbal de una convivencia de
sujetos con objetos más
intersubjetivos o más subjetivos. La consecuencia es que las situaciones de convivencia son menos o más
históricas o personales.
7. Ahora se trata de examinar a la luz de lo anterior los
textos filosóficos por excelencia, reducidos a los filosofemas notificados por las expresiones
filosóficas. O se trata de examinar estas expresiones por las vertientes de la
notificación y la significación,
para concluir con el examen de las
correspondientes situaciones de conviviencia —filosófica.
8. Vertiente de la notificación. La primera ¡dea principal
es la de que hay que hacer la fenomenología de la presencia, aparición, desaparición, reaparición y
desaparición "para siempre" de los entes, según las máximas clases de ellos que pueden hacerse
precisamente por sus maneras de estar presentes, aparecer, etc. Estos
fenómenos de presencia, aparición, etc., son los fundamentales de todos los
demás, son la fenomenicidad por excelencia.
9.
La fenomenología de la fenomenicidad conduce a tener que examinar los conceptos de creación y
aniquilación, que entrañan los de "no ser" y "nada".
10. El "no" no notificaría más que la distinción: entre entes o de un ente relativamente a sí
mismo. La "nada" no notificaría más que la distinción de ¡o ente relativamente a sí
mismo.
11.
La distinción sería un
"concepto puro" —al que no se le
encontraría "fundamento" por la vertiente de la notificación.
12. Sólo se le encontraría un "fundamento"
por la vertiente de la significación.
Lo decisivo en la historia de la Filosofía, de
la Metafísica, no sería la Ontología,
sino la Meontología. Y lo decisivo, a
su vez, en ésta serían los estados de
ánimo que "motivan" que el
hombre "niegue": estos estados de ánimo radican en la (e)motividad constitutiva
y distintiva del "hombre". Es, entre otros, la "soberbia".
13. Los "objetos" de la Filosofía por
excelencia, de la Ontología y la Meontología, son los más "concretos"
de todos: lo ente y la distinción de lo ente relativamente a sí mismo.
14. Por lo tanto, la
situación de convivencia filosófica es la de
unos sujetos con los objetos más "subjetivos"
de todos: es la situación más histórica y más
"personalista" de todas. La notificación filosófica no
tendría más valor que el de una
"confesión personal" —a pesar
de la "comunidad" de la
(e)motividad del "hombre". O
de otra manera: los hombres serían unos
entes constituidos (e)motivamen-te de tal forma que se confiesan mutuamente Weltanschauungen
tan personales que, en rigor,
la de cada uno sería
"inintuible" por los demás.
15. Atenuación: en
tales Weltanschauungen entran ingredientes "cientí ficos" más o menos intersubjetivos.
16. La Metafísica
como "sistema del universo con trascendencia"
sería una producción arcaica de la
cultura humana. El
porvenir de la Filosofía sería el de los
ingredientes científicos de ella —si es que fuese cosa de seguir
considerándolos como filosóficos y no como científicos.
11-1-1955
NOTAS
1. Los manuscritos
originales se encuentran en el "Archivo
José Gaos" del Instituto de
Investigaciones Filosóficas. 8 manuscrito
"Nueva monadología o Monadología de
bolsillo", escrito por Gaos en un pequeño
cuadernillo, probablemente en 1959,
corresponde a los folio»! 10160-10164. La
"Monadología ética”, escrito en cuatro
hojas carta en el año 1963, pertenece a
los folios 15745-15748. Por su parte, el "Escrito a pedid» de Granell",
mecanuscrito en dos hoja carta corregidas por propio puño del autor, data de 1955 y se refiere a los folio» 5863-5864 del
mismo archivo.
2. Manuel Granell
(1906, Oviedot España; 1993, Caracas,
Venezuela). Perteneciente a la generación de la
primen guerra y contemporáneo de José Gaos es conocido sobre todo por su excelente
manual de Lógica
(1949) y por sus trabajos sobre ethología, La vecindad human (1969). N. del E.
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