Historia
de la Filosofía
20.-
Postkantianos y Filosofía Contemporánea
Los grandes postkantianos, sobre la base de la negación de la cosa en sí
causantes de las sensaciones, desarrollaron
la filosofía de Kant en el sentido del idealismo trascendental absoluto,
culminante en el sistema de Hegel.
No hay tal mundo de fenómenos conocidos e integrados por las categorías,
el espacio y el tiempo y las sensaciones causadas por las cosas en sí del mundo
de los noúmenos postulados por la moralidad. No hay más que el mundo de los
fenómenos constituido hasta en las sensaciones mismas dialécticamente por las
categorías -y este mundo es Dios mismo, que se concibe a sí mismo en los
conceptos categoriales, en el doble sentido de concebir: con conceptos y
generándose real.
La reacción schopenhaueriana consistió en contraponer a tal fenomenismo
racionalista, panteísta y optimista un dualismo del mundo como representación o
fenómeno y como voluntad irracionalmente insistente en vivir a pesar de ser su
vida un querer o desear imposible de satisfacer o dolor.
La reacción existencialista consistió en contraponer el vivir la propia
existencia como individualmente enfrentada a Dios.
La reacción del materialismo histórico consistió en contraponer una
determinación de las ideas por la vida material del hombre.
Nietzsche señaló cómo las ideas metafísicas tenían su origen en la
vitalidad decadente de ciertos hombres, que al no poder afirmar esta vida, la
negaron, inventando otro mundo negador de éste y consolador para ellos.
El positivismo sentó una ley de los tres estados de la evolución
histórica de la humanidad: el religioso, en que los hombres se explican los
fenómenos por la acción de dioses más allá de los fenómenos; el metafísico, en
que los hombres se explican los fenómenos por medio de causas más allá de los
fenómenos, especie de secularización de los dioses; y el positivo, en que los
hombres renuncian a la explicación de los fenómenos por medio de nada más allá
de ellos e incognoscible, reduciéndose a investigar las leyes de los fenómenos
mismos que hacen posible prever el curso de ellos e intervenir en este curso a
los fines humanos.
El positivismo motivó una reacción de restauración de la metafísica, en
la que se destacó singularmente la filosofía de Bergson. Según éste es la
inteligencia, hecha para conocer y
manejar la materia la que no puede conocer lo metafísico; pero de esto, que
sería un élan vital universal,
que habría generado el instinto, culminante en los insectos, la materia y la
inteligencia de ella, culminante en el hombre, tendría éste una intuición que
sería en él lo que el instinto.
Husserl intentó renovar la fundamentación de la filosofía como ciencia
rigurosa, frente a la pluralidad de las filosofías, rehaciendo con más rigor
los pasos iniciales de las meditaciones cartesianas: habría que abstenerse de
todo juzgar de los fenómenos como existentes reales independientemente del
sujeto y de éste como un sujeto existente en el mundo de los fenómenos, juzgar
en donde cabe el error, para quedarse con los fenómenos y su sujeto puro -de
tales juicios y por lo mismo ciertos apodícticamente.
Como Kant había explicado las matemáticas, los principios de la física y
la metafísica por la constitución del sujeto de la ciencia, la metafísica y la
moralidad, Heidegger intentó explicar la ontología por la constitución del
sujeto de ella; pero si Kant había concebido la constitución de su sujeto como
integrada por el espacio y el tiempo, las categorías, las ideas y la moralidad,
Heidegger la concibió como la existencia que a cada instante le va al individuo
humano.
El pragmatismo sentó como criterio de la verdad de las concepciones sus
efectos benéficos para la vida, aplicándolo a las metafísicas.
El neopositivismo sentó como criterio de el sentido de las proposiciones
la verificabilidad empírica de éstas y concluyó que las proposiciones de la
metafísica no tienen sentido.
La situación de la filosofía es ésta:
vigencia de la filosofía de la filosofía en
el positivismo, el neopositivismo y el pragmatismo,
la fenomenología y el existencialismo,
el materialismo histórico y la genealogía nietzscheana.
17/12/61
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