El pintor y muralista Manuel Guillermo de Lourdes (1898-1971) nació en
Texcoco en el año de 1898. Estudió en la Academia de San Carlos donde es
discípulo de Saturnino Herrán y de Francisco Goitia. En la década de los 20¨s
marchó a España donde estudia en el taller de las Vistillas del famoso pintor
vasco Ignacio Zuloaga (1870-1945), el cual era frecuentado por el filósofo José
Ortega y Gasset y el músico Manuel de Falla, siendo notable la influencia de
este pintor en toda su obra. Se trata de la misma época en que otro mexicano,
Diego Rivera, había recibido sus enseñanzas de un oscuro pintor español sin
mayor trascendencia de nombre Cicharro.
En el año de 1932 es invitado expresamente por el entonces gobernador
Carlos Real para pintar los murales de la Escuela Superior Guadalupe Victoria,
en la ciudad de Durango que todavía se conservan, siendo la primera obra
perteneciente al movimiento nacionalista del muralismo ejecutada en el estado
de Durango, siendo auxiliado por un pequeño grupo de pintores de la localidad
entre quienes destaca Horacio Rentería Rocha el cual se convierte en su
discípulo. En el edificio de la escuela, al lado de la dirección, destacan así
dos murales los cuales son sendas alegorías de la Justicia y de la Libertad.
Guillermo de Lourdes también pintó en la planta alta del edificio central para
el salón de actos dos grandes murales más, teniendo como asunto el de la
sabiduría, representada simbólicamente por la diosa Palas Atenea –existiendo
todavía hasta la fecha un fragmento de otro mural el pórtico del edificio que
da al patio posterior.
Se encuentran en la escuela a la fecha, efectivamente, cinco
composiciones murales no carentes de interés, realizadas al óleo, luego de más
de 75 años de haber sido realizadas por el maestro Guillermo de Lourdes. Cuatro
placas más dan relieve al patio central, adornado con una bella fuente, las
cuales consignan sucesivas remodelaciones que ha experimentado con los años la
escuela General Guadalupe Vitoria –lo cual no impide, por otra parte, que e
todos los casos los murales muestren un severo descuido y deterioro,
especialmente el mural que hemos llamado aquí Nuestros Orígenes, al cual le
faltan incluso ya algunos pedazos de yeso, siendo por ello su lamentable estado
de conservación alarmante.
En el año de1932 llega a Durango el Maestro Guillermo de Lourdes
invitado por Carlos Real, gobernador de Durango de 1932 a 1934, para pintar los
primeros murales en Durango, al óleo, en la Escuela Superior Guadalupe
Victoria, mandada construir e inaugurada por Carlos Real en 1934 y el Ciudadano
Presidente de la República el General de División Abelardo Rodríguez el día 18
de marzo de 1934, habiendo el proyecto y dirección de la obra de la escuela
corrido a cargo del Ingeniero Pastor Rouaix.
Algunos de esos murales, terminados por el artista en 1934 al frente de
un grupo de pintores locales, aún se conservan, pero otros se encuentran en
estado lamentable y uno de ellos está en riesgo de ser irrecuperable. Los
murales sobre la Justicia (Libertad) y la Sabiduría, de aliento universal,
buscan resaltar el sentido educativo del edificio, de acuerdo a una
interpretación nacional. Cultivando un estilo de evocaciones clasicistas, pero
añadiendo elementos modernos y afrancesados, según algún crítico cercanos al
art deco, el admirado artista avecindado en Durango desarrolla una versión
personal de la escuela Española, con influencias de Zuloaga, Sorolla, Ramiro de
Torres, de Francisco de Goya, pero también de la escuela mexicana, de Saturnino
Herrán y del artista zacatecano Francisco Goitia.
Manuel Guillermo de Lourdes pintó, en efecto, en la Escuela Superior
Guadalupe Victoria cinco obras de carácter mural: dos alegorías a la entrada de
la dirección, La Libertad y La Sabiduría, las cuales son visibles desde la
calle; un par de murales en la biblioteca y salón de actos, El Lago de los
Cisnes, composición simbolista de estilo vagamente art noveau, y Homenaje a la
Patria, en el que conviven las dos razas que nos constituyen baja la forma
alegórica de dos hermosas jóvenes, delante de unos caballos blancos montados
por apaches y que ostenta al frente el águila nacionalista, añadiendo al
reciento una ornamentación en los vanos de las ventanas estilo art deco; por
último, en el patio trasero, una imponente composición, acaso la más lograda
del grupo, Nuestros Orígenes, que habla de la grandeza de las culturas
prehispánicas mediante una alegoría en que un grupo de indígenas rinde tributo
a una deidad ataviada con orejeras. Las obras pictóricas, realizadas de 1932 a
1934, tienen como dato característico haber sido las primeras ejecutadas en el
estado de Durango, debiéndose tal proeza a los pinceles del maestro Guillermo
de Lourdes.
Al año siguiente, en 1935, pinta los extraordinarios tableros que
adornan el Palacio de Gobierno de Durango, llevando a cabo la gran serie:
Historia del Proceso Revolucionario y la Lucha de Facciones, pero también La
Patria Abre los Brazos para Reconocer a sus Hijos. El pintor Horacio Rentería
fue por ese tiempo su ayudante, correspondiéndole, en 1935, pintar en e mismo
Palacio de Gobierno, los escudos de armas de los diferentes municipios. En ese
mismo año empieza Mercedes Burciaga, ayudada por su hermana Luz María, y
asesoradas ambas por Horacio Rentería y Francisco Montoya de la Cruz, a pintar
el Centro Escolar Revolución, terminado la obra en 1936, cuando era gobernador
Severino Ceniceros –aunque el Centro en realidad fue inaugurado en ese mismo
año por su sucesor, el coronel Enrique Calderón.
Entre 1934 y 1935 Guillermo de Lourdes pinta una serie de
extraordinarios murales en la Antigua Casa de Zambrano, hoy Palacio de Gobierno
de la ciudad de Durango. Se trata de una serie de extraordinarios tableros
realizados al óleo de inspiración nacionalista y un curioso estilo ecléctico,
entre clásico y modernista. El primero de ellos, titulado “Historia del proceso
Revolucionario”, comprende a su vez un gran número de obras, todas ellas
pintadas en la planta baja del faustuoso edificio. Entrando por la puerta
principal, en los dos muros laterales del zaguán nos sorprenden los dos
primeros murales de grandes dimensiones: “El Trabajo en la Hacienda
Porfiriana”, que nos habla de las condiciones de esclavitud de la época y “La
Acordada”, también conocido como “La Leva”, cuyo tema es el del violento
reclutamiento de peones para el ejército durante el inicio de la Revolución.
El primer tablero a la entrada a la
izquierda “El Trabajo en la Hacienda Porfiriana” nos habla de las difíciles
condícenos de los peones en las haciendas del siglo XX, prácticamente sometidos
a la esclavitud en un sistema de explotación del hombre muy cercano al sistema
feudal. Se trata de un tablero en el que el diestro pincel del maestro
Guillermo de Lourdes demuestra la magnificencia de la escuela Española de
pintura, haciendo gala su composición de las enseñanzas recibidas por su maestro
Zuloaga. Entre todas las figuras se destaca el de una jovencita, casi un niña
de precioso rostro que con mirada expectante contempla directamente de frente
al espectador –adivinándose en la escena el drama que encierra, cuando la menor
es entregada por su padre criollo falto de recursos para mantenerla al mestizo
encomendero o caporal de la hacienda, habiendo en el cuadro algo de trágico
misterio que recuerda los relatos rurales de Ramón del Valle Inclán.
En el patio principal del edifico
continúa el desarrollo del extenso mural, el cual está seccionado en tres
partes, las cuales siguiendo cronológicamente y de manera narrativa el proceso
histórico de la revolución mexicana al destacar a sus figuras más prominentes.
En el muro poniente abre la composición una grisalla, casi un dibujo a lápiz en
donde se bosquejan los retratos de cuatro personajes durangueños, precursores
el movimiento armado de 1910. En la parte superior se distingue el retrato del
joven Doroteo Arango.
Inmediatamente después se encuentra un retrato
ya a colores en el que destacan las figuras de Ricardo y Enrique Flores Magón
estudiado un plano y tomando las armas al frente de un grupo de campesinos
inconformes. Los hermanos Flores Magón organizaron para 1906 el Partido
Liberal, al tiempo en que en país surgían los primeros brotes violentos de
inconformidad por la política degastada del porfiriato, como las huelgas de Rio
Blanco, de Cananea, de Acayuca.
En el siguiente tablero aparece el revolucionario Aquiles Serdán,
resguardado por su madre en parte posterior, y junto a sus hermanos Maximino y
Carmen Serdán. Aquiles alado de Francisco I. Madero en el Partido
Antirreleccionista, inicia el levantamiento armado en la ciudad de Puebla y es
asesinado junto con dieciséis de los dieciocho insurgentes en un tiroteo en su
casa, en la ciudad de Puebla el 18 de noviembre el 1910, iniciando el tiroteo
el general Miguel Cabrera, jefe de la policía de Puebla, el cual aparece en el
fondo del tablero entre las moriscas construcciones de aquella hermosa ciudad.
En la parte baja del tablero una hermosísima representación de Carmen Serdán la
muestra llevando entre las manos unas esferas puestas a los pies del
revolucionario –probablemente en alusión a las míticas Manzanas de Oro las
Hespérides, símbolo de los más altos tesoros de la abnegación y de los
sacrificio humanos. Si observamos en detalle se trata en realidad de un manojo
de explosivos o bombas, de modernas granadas de mano, ofrecidas por la mujer al
revolucionario como explosivo reclamo ante la insufrible injusticia del
pofiriato. Se trata de uno de los frescos más bellos de todo el conjunto en el
que aparecerá nuevamente la figura de la musa que recurrentemente aparece como
modelo en la obra mural del artista –obra infortunadamente maltratado por la incuria
del olvido y carcomido por la lepra del salitre.
En la arte frontal del edificio, al fondo de los corredores de patio de
la planta baja, sigue el extenso tablero “La Lucha de Facciones”. Abre la
composición un grupo de durangueños de la región lagunera que respaldaron el
movimiento armado e 1910 con el alzamiento de José Agustín Castro, Orestes
Pereyra, Gregorio García y Benjamín Argumedo. Por su parte también Calixto
Contreras y Severino ceniceros encabezan en Cuencamé el movimiento armando al encabezar
a los pobladores de San Pedro de Ocuila quienes durante años habían sido
despojados de sus tierras y sufrido los abusos de los latifundistas
porfiristas. En la sierra de Durango Domingo Arrieta acompañado de sus hermanos
al lado de mineros y campesinos revelados contra la explotación se levantaron
en armas.
En la siguiente escena, en la parte central del tablero entre el arco
del corredor y una gran puerta, aparece de sombreo negro y con el rostro
desencajado, Pascual Orozco blandiendo tremendo rifle de carga. Nativo del
estado de Chihuahua Orozco fue uno de los primeros jefes maderistas, tomado la
ciudad de Juárez el 9 de mayo de 1911, siendo así uno de los actores claves en
la redacción denlos “Tratados de Ciudad Juárez”, los cuales obligaron a
Porfirio Díaz a renunciar a la Presidencia de la República, dando con ello
cabida a elecciones democráticas, en las cuales triunfa Francisco I. Madero en
noviembre de 1911 –quedando entre ese tiempo como presidente interino de la
república Francisco León de la Barra. Mas tarde Pascual Orozco se inconforma y
desconocería a Madero como presidente de la república, en marzo de 1912,
mediante el Plan de la Empacadora, siendo apoyado por algunos revolucionarios
durangueños, sumándose a él Benjamín Argumedo y José de Jesús Campos llamados
“Los Colorados” –como antes que él lo había hecho en el sur Emiliano Zapata con
el Plan de Ayala. En el mural, destaca más arriba, de sombrero gris y con
grandes barbas, la artística representación de Luis Moya, quien encabeza el
movimiento por el lado de Súchil, cayendo muerto en las primeras refriegas del
combate.
En el siguiente panel se encuentran representados, en la parte superior,
Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, al lado de unos simpatizantes
populares que levantan mantas con las leyendas de “Sufragio Efectivo no
Reelección” y “Viva Madero”. Ya siendo madero presidente de la república y Pino
Suárez vicepresidente, se escenifica para 1913 la Decena Trágica, en que luego
de diez días de sangrientos combates “El Chacal” de Victoriano Huerta y sus
fuerzas rebeldes logran ejecutar al presidente Francisco Ignacio Madero, a su
hermano Guillermo y al vicepresidente Pino Suárez, usurpando luego el poder
mediante argucias legales y la alianza con los Estados Unidos. La parte central
del mural la ocupa una alegoría de la revuelta armada iniciada en 1910, en la
cual, sobre un tablero amarillo de plaza de toros donde se destaca con grandes
números la cifra “1910”, cuatro figuras populares representan los diversos
sentidos que adquirió el movimiento armando: una figura que lleva, sosteniendo
ente el pecho y la mano izquierda el portaestandarte de la enseña patria
-llamando la atención por la desequilibrada posición del cuerpo, pues en ella
suma la marcha militar del combate y la beoda retracción ante el peligro que se
avecina, viajando la caída mano derecha para afianzarse de la parte extrema,
roja, de la bandera. Detrás de el un hombre empuña la carabina 30-30, mientras
otro detrás con ambigua posición ademán de herido en combate al recibir el
disparo o de desvanecido por algún etílico remedio reduplica la imagen del
primero, mientras que por último u hombre de hinojos hace realiza un fiera
ademán de entrega al estrujar con poderosa y doliente mano su camisa
–simbolizando con ello todo en lo que la conflagración hubo de trágico carnaval
y de renuncia no recompensada. También de mera revuelta armada, carente de
ideología definida, en donde peleaban por el poder dos mil generales el hombre
se degradaba hasta los más lastimosos extremos dela animalidad.
Luego de la rampa de la escalera
central, el siguiente tablero expresa una alegoría paralela con la cifra de
“1913”, en el que cuatro mineros y campesinos picas, con palas, talachas y
fusiles se aprestan a combatir al usurpador Victoriano Huerta para defender las
causas legítimas de la Revolución. En la parte superior aparece con sus
características antiparras y un libro bajo el brazo Venustiano Carranza, “El
Varón de Cuatro Ciénegas” acompañado de sus principales seguidores, quienes
firmarían en marzo de 1913 el Plan de Guadalupe desconociendo a Victoriano
Huerta como presidente de México. Villa y Zapata se unieron a Carranza para
derrotar a Victoriano Huerta en 1914 cuando éste es expulsado del país,
reuniéndose para octubre en la Convención de Aguascalientes los principales
protagonistas del movimiento armado, nombrando como presidente interino de
México a Eulalio Gutiérrez, lo cual no es aceptado por el jefe del Ejército
Constitucionalista Venustiano Carranza, quien se une a Obregón para pelear
contra Villa y Zapata.
El siguiente mural muestra a un Emiliano Zapata de imponentes
dimensiones flanqueado por dos mujeres, una de ellas con un niño de brazos,
detrás de los cuales más que aparecer pareciera que se ocultan algunos campesinos,
uno embozado en un zarape, otro detrás del sombrero de Zapata. Abajo del líder
agrarista una niña en actitud devota y un niño cuyo semblante muestra no haber
tenido propiamente infancia y vestido de overol y con un sombrero entre las
manos, de pie, lo miran absortos por su grandeza. Zapata, hombre de altos
ideales, verdadero héroe de la revolución, fue muerto a traición por órdenes
explicitas de Venustiano Carranza en abril de 1919.
El último tramo del gran tablero que ocupa el muro norte del edificio
Guillermo de Lourdes retrato el momento de reconstrucción nacional bajo el
gobierno de Álvaro Obregón a partir de 1920. En el fresco aparecen una serie de
artistas e intelectuales de esa época, sobresaliendo, mesclados entre las
figuras populares campesinas, las figuras del Ministro de Educación José
Vasconcelos, del escritor Martín Luís Guzmán, del muralista Diego Rivera (quien
fuera maestro de Guillermo de Lourdes), de Felix Palavichini, entre muchos
otros.
Por último, en el muro del lado este del edificio, dos tableros cierran
el conjunto. Por un lado, se yergue majestuosa la figura de Francisco Villa
montando a caballo junto a un infante que extendiendo la mano hacia arriba le
abre el paso triunfal en una extraordinaria atmósfera de velos y esfumatos.
Villa voltea ver al espectador sonriente, mientras dirige el alazán con mano
firme sentado sobre una singular silla que lleva labrado en hueso la máscara de
un hombre, probablemente Adolfo de la Huerta, con quien firmara un acuerdo de
paz, dándole el presidente interino de la Huerta la amnistía para retirarse a
vivir pacificado durante algunos años a su hacienda de Canutillo hasta que lo
sorprende la muerte viajando junto con sus escoltas en un coche moderno el 20
de julio de 1923. Al fondo de la imagen de Pacho Villa un campo de guerra y más
acá unos revolucionarios colgados de los postes de telégrafos cierran a
composición.
La última frase narrativa de la extensa composición de Guillermo de
Lourdes sobre la historia de la Revolución Mexicana concluye con un homenaje a
los revolucionarios regionales, representado así a las figuras de los valientes
revolucionarios durangueños más destacadas durante la revuelta armada: Tomás
Urbina, Doroteo Arango Arámbula “Pancho Villa”, Domingo Arrieta y sus hermanos,
Severino Ceniceros y Calixto Contreras.
En los muros laterales de rampa de la
escalera principal, el maestro Guillermo de Lurdes pintó un par de pequeños
frescos más, cuyas hermosas composiciones de pequeñas dimensiones están
realizadas sobre superficies de difícil estructura triangular, que son las
“Alegorías sobre la Industria y Comercio”, las cuales aluden a las demandas y
logros obreros y campesinos durante la revolución. El primero señala la
importancia de la alianza entre el obrero y el campesino para hacer
efectivamente la tierra fecunda y productiva, llevando los trabajadores unidos
un estandarte en el que se lee: “A la conquista dela tierra”. Su tema, en el
fondo, es el de la unidad del proletariado en torno a una causa común: el del
progreso material del hombre por medio el trabajo organizado y la conquista de
la libertad por medio de la educación. El segundo fresco es una imagen
maravillosa de una vendedora de frutas, quien las lleva en un cesto sobre la
cabeza.
En el descanso que se abre por ambos lados el frontón del cubo de la
palaciega escalera imperial del Palacio de Zambrano, el maestro Guillermo de
Lourdes realizó un par de decoraciones más. En efecto, en la escalinata
presenta en el descanso un nicho con venera y escultura en bronce de Benito
Juárez, siendo los óleos laterales del Maestro Guillermo de Lourdes una par de
hermosas alegorías en tono heroico a las efigies de Francisco Zarco y Guadalupe
Victoria, las cuales son unos de los óleos más bellos del recinto, en el que
aparece de nuevo, pero esta vez desnuda, la representación de la mujer que como
su musa recurrentemente inspiró al pintor durante todo la ejecución de esta
magna obra mural.
Por último, subiendo por las escaleras principales, sobre el primer
frontón del corredor norte del primer piso del edificio, se encuentran la
culminación de toda la serie mural pintada por Guillermo de Lourdes en el
Palacio de Gobierno de Durango. Se trata de una obra verdaderamente única por
sus dimensiones, estructura y composición: la alegoría “La Patria con los
brazos abiertos cobijando al pueblo”, en donde la la patria, bajo la forma de
una gran madre que extiende sus brazos con dos teas en las manos como símbolo
de la aportación de la luz de la conciencia, ampara y cobija a sus hijos. Patria
reconocible y reconocedora, es cierto, atenta al cumplimiento de la legalidad,
representada en el fresco por un obrero que lee en una gran hoja las garantías
del Articulo 123 Constitucional, en un extremo, y por una familia arropada por
la garantías de misma constitución, en el otro.
Uno de sus más cercanos discípulos por aquel entonces, Horacio Rentería
Rocha, fue su ayudante el la larga serie de frescos pintados por Guillermo de
Lourdes en el Palacio de Gobierno, el cual ejecutaría también, en los
corredores sobre cada una de las columnas, entre 1935 y 1936, una serie de
escudos de armas del Estado de Durango de curiosa factura y singulares diseños,
en algunos de los cuales aportó elementos de su propia imaginación.
Nativo de Valle de Bravo y radicado en Aguascalientes, Guillermo de
Lourdes fue un pintor de rigurosa formación académica que dejó plasmado en
Durango una serie de imágenes en forma de alegorías en las que puede verse
parte de su genio estético.
En el año de 1937 el muralista decorará la escalinata y los corredores
del nuevo edificio para la Escuela 18 de Marzo, conjunto que albergaría una
flamante institución educativa comprendiendo primero desde los niveles básicos
de kíndergarden y primaria, pasando por secundaría, hasta abarcar a los
niveles propios de la preparatoria, la cual fue inaugurada por el entonces
presidente Lázaro Cárdenas el 23 de junio de 1940. El recinto educativo,
localizado en las calles de Victoria frente al parque Morelos, fue decorado
también por el maestro Francisco Montoya de la Cruz, quien pintó teniendo como
motivo el progreso regional y la siembra de algodón pero también el tema de la
expropiación petrolera y la figura de Lázaro Cárdenas, y por Horacio Rentería,
quien abordó dos asuntos: el famoso cuento de Charles Perrault de Caperucita
Roja y la historia del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, pintando
también, como hiciera en el Palacio de Gobierno del Estado de Durango, los
escudos del estado de Durango arriba de la puerta de la dirección.
Los temas de los murales versan sobre la
agricultura, sobre la siembra y la recolección del algodón, importante producto
en la región Lagunera de aquella época, sobra los jornales campesinos reunidos
luego del trabajo para fumar y conversar.
El maestro Guillermo de Lurdes vivió durante cerca de dos lustros en la
región lagunera, teniendo su estudio en la ciudad de Gómez palacio, en una casa
que se hallaba en el interior de la jabonera “La Esperanza” donde impartía a sus
discípulos clases de dibujo y daba lecciones sobre los secretos del óleo y la
acuarela, el fresco y el modelado. Tenía una rica biblioteca de poetas,
arquitectos y músicos, pero sobre todo de pintores, desde Atenas a Roma, de los
Flamencos al renacimiento, del Impresionismo a José Clemente Orozco y donde
alternaba Sócrates con Fidias, Leonardo Da Vinci con Miguel Ángel, Rafael y
Tiépolo con Veronese, Tintoreto, Rembrandt, Rubens y Bernini. Gran artista de
excelente cultura, Guillermo de Lourdes tocaba el piano y hablaba varios
idiomas, contando en su estudio de sus correrías por Europa y de la bohemia
madrileña. Estando en su madurez artística escribió incluso una columna para el
diario El Siglo de Torreón llamada “Glosario” donde daba cuenta de su extensa
cultura y sus alcances intelectuales.
A pesar de su amistad con intelectuales y políticos de la época a
Guillermo de Lourdes no lo tomaron en cuenta ni lo llamaron a colaborar con
ellos. Fue entonces que se refugió por muchos años en la provincia mexicana
dando incontables muestras de su talento y disciplina en el trabajo. Para 1944
marchó a vivir para Aguascalientes y luego vivió en San Luís Potosí y en León,
radicando sus últimos años en Naucalpan, en el estado de México, en la calle de
Zumpango no.4, donde vivió hasta sus últimos días. Murió en el año de 1971.
La obra artística del maestro Manuel
Guillermo de Lourdes comprende, además de su trabajo mural en Durango, una
serie de trabajos murales en templos, además de óleos, naturalezas muertas y
dibujos. También llegó a ilustrar con sus dibujos algún libro de poemas. Entre
sus discípulos habría que contar en Durango a Horacio Rentería, Mercedes y
María de la Luz Burciaga, a Manuel Muñoz Olivares, de Matamoros, y a Carmen
Yolanda de Balandrano, de Gómez Palacio. El maestro Manuel Guillermo de Lourdes
no sólo daba grandes lecciones de técnica a sus alumnos, sino también fue un
maestro de la vida dedicado a la orientación en el sinuoso y escarpado camino
de la cultural y de la moral del oficio. Su trabajo, severamente desatendido
durante décadas, está empezando a ser revalorado por los galeristas y despierta
inquietud en la crítica de arte debido a su indudable calidad plástica, a sus
valores culturales y a sus frescos acentos nacionalistas.
GRACIAS POR SU DESCRIPCIÓN TAN DETALLADA DE LA OBRA DE MI ABUELO.
ResponderEliminarSALUDOS DE SAN LUIS POTOSI.
GRACIAS POR SU DESCRIPCIÓN TAN DETALLADA DE LA OBRA DE MI ABUELO.
ResponderEliminarSALUDOS DE SAN LUIS POTOSI.
Buen día, pueden publicar las cartas que le enviaron pintores españoles al pintor Manuel G. de Lourdes cuando se vió obligado a regresar a la ciudad de México...así mismo si pueden publicar imágenes de su obra de caballete!
ResponderEliminarBuenas tardes, les comparto que mi papá Sr. Francisco López González QED siendo, Tesorero del Casino Aguascalientes, contrató al Maestro Guillermo Lourdes para pintar dos murales en las paredes del Casino, mismos que aún se conservan pero no están a la vista del público, ya que TELCEL tiene rentado el lugar y colocó unas paredes de tablaroca a una distancia de medio metro para protegerlos. Ojalá las autoridades hicieran quitar esas paredes para que el público pueda admirar esas bellas obras.
ResponderEliminarPor otro lado, mi papá también contrató al Maestro Lourdes para pintar un mural en su oficina, relacionado con el negocio que él tenía. La compra venta de Maíz, Frijol y Trigo... una bella composición que me gustaría compartir con ustedes, din embargo no sé cómo poder hacerle. Estoy a sus órdenes
Saludos! disculpa, los murales están en la ciudad de Durango? de ser así me gustaría poder fotografiarlos para mencionarlos en una investigación en la que estoy trabajando. Si le interesa le dejo mi correo de contacto: adame_edwin@hotmail.com
Eliminaratentamente
-L.A.V. Edwin Adame