Rasgo característico de nuestro tiempo es la proliferación de simuladores por todas
partes quienes, ignorantes de las enseñanzas del divino Platón, se dejan
ir por la apariencias más contingentes y superficiales
de las cosas, siendo así ellos mismos engañados por las cosas irreales o
mudables, quedando a mediano plazo arrojados al abismo de la ambiguedad
existencial, atropellados finalmente por las rocas de la irritación y
la molestia de quien se encuentra íntimamente erosianado, insatisfecho y
disgustado de si mismo. Debido al rango de la filosofía, ser sobre...
todo lo demás, y de la cultura, en lo que tiene de refinamiento social,
no es de extrtañar que tales sectores de la vida humana se conviertan en
botin codiaciado por el simulador. En el primer caso, por no cometer la
inmodestia de llamarse a si mismo sabio, el gesticulador se hace pasar
por filósofo, sirviendole tal mote de máscara lo mismo al sodomita que al contador público o al sastre, llenando la disciplina de peripecias
sin cuento y de inútiles especulaciones políticas, por estar ellas en
estecha relación con lo efectivo numérico, con los emolumentos materialistas, con la cifra y con la economía. En el
ámbito de la cultura, el fingidor que toma la figura del hombre culto es
frecuentemente el simple vividor, el gigoló, el recomendado, el
parásito social o el mercenario apátrida, los cuales alcanzan de tal
suerte acomodo social mediante la obtención de un título gratuito. En
ambos casos prolifera el chantaje de quienes no sabiendo como orientarse
en un campo sobre el cual se hacen las más extrañas ideas, recurren a
la comoda tarea de recibir comandos de otras potencias determinadas por
otros intereses, violentando con ello el clima cultural de una época o
de una región, perturbando toda verticalidad de las jerarquías,
destruyendo así la tradición, y todo ello al bajo precio de ir adoptando
poses de creciente riguides o dogmatismo que resultan cada vez
lamentables, pretendiendo así una petulante superioridad que resulta del
todo desautorizable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario